Un gusto verte por aquí. Me llamo Miguel Ángel Ibáñez, nací en Madrid en la década de los 80, pero la mayoría me llama Miguel, especialmente en Dublín, desde donde escribo ahora mismo, lugar a donde vine a vivir en enero de 2013.
Y es que los irlandeses tienen espasmos cada vez que ven dos apellidos (como todo buen español) y un nombre compuesto, así que por no hacerles la vida imposible y escuchar pronunciaciones deprimentes de mi nombre, decidí que con Miguel tenían suficiente (aunque siguen empeñados en llamarme Migüel, Maguil y toda clase de derivados).
Estudié Ingeniería Industrial en Madrid y decidí aventurarme a vivir en Dublín con 2 objetivos claramente definidos: aprender un buen inglés y encontrar un trabajo (ni bueno ni malo, ni «de lo mío» ni de lo tuyo, al principio «de lo que sea»).
¿Te suena esto que te digo? Bien, pues aparte de eso Dublín me ha dado muchísimo más.
Además de crecer exponencialmente como persona y de conocer a gente realmente encantadora (¿te ha pasado a ti también que los que se deciden a dejar sus países y vivir temporalmente en otros lugares resultan personas en su mayoría maravillosas?), conseguí un trabajo estable en una subcontrata de Microsoft (Máicrosoft que dicen aquí), en el cual con el paso de los meses cada vez me sentía menos valorado.
Días de 12 y 13 horas, trabajos en festivos, ciertos sábados y domingos y un sinfín de historias típicas de empresas que no saben ni ponerte bien el nombre en tu tarjeta identificativa hicieron que el pasado 2 de diciembre de 2016 resultara ser uno de los días más importantes de mi vida al auto-eliminarme de la ecuación: que me piré de allí vamos.
¿Qué he hecho desde entonces? Pues dedicarme a mí, cosa que llevaba sin hacer el 100% de mi existencia. Gracias a eso, accedí a información digital sobre desarrollo personal y un buen día el término «hábito» caló hondo en mí. Desde entonces llevo 2 años y medio dedicado a la creación, modificación, ensayo y error, aprendizaje, mantenimiento y control de hábitos.
Adicionalmente me he formado en el mundo del marketing digital y de contenidos para desde el principio ofrecerte lo que comparto de la mejor manera posible.
Todo ello me ha llevado a una mayor felicidad y puedo decir a día de hoy que tengo que dar las gracias por el regalo que supone vivir una vida con sentido. No siempre fui tan feliz. Me hizo falta aprender cómo.
Y aquí llegamos a la actualidad. El resto es una bonita historia que aún me queda por contar.