Debido a la sociedad en la que vivimos y a los valores que cada uno de nosotros toma con suyos (muchas veces inconscientemente) tendemos a buscar la perfección.
Esto, como casi todo en la vida, tiene 2 caras: la «positiva» y la «negativa».
Y como casi todo en la vida, la virtud está en el término medio, en el equilibrio.
Así que hoy te voy a compartir cómo pasé de ser una persona extremadamente perfeccionista (maniática incluso) a ser una persona equilibrada con la perfección.
¿Por qué ser perfeccionista?
En mi adolescencia y hasta casi los 30 años me consideraba una persona perfeccionista. Rasgos evidentes de ello eran:
+ Cuadraba el pijama después de doblarlo, lo volvía a retocar ligeramente por las puntas, para que estuviera milimétricamente en paralelo con el cajón,
+ Estudiaba una lección y verificaba que me la sabía. Después volvía a repasarla, y después de habérmela sabido de nuevo, buscaba profundizar más.
+ Pintaba un dibujo previamente hecho por mí, y cuando estaba a punto, le ponía algún detallito más, y unía dos colores para pintar sobre lo ya pintado.
¿Por qué era perfeccionista?
Principalmente porque me hacía sentir bien, tranquilo, seguro. Me daba una sensación de falsa seguridad, probablemente porque no confiaba en mí lo suficiente.
¿Por qué ya no soy tan perfeccionista?
Primeramente, La cara oculta de algunas de estas conductas es que son contraproducentes.
En varias ocasiones (en mi experiencia y en la de amigos y conocidos) el sobre-estudiar hacía que mis resultados académicos fuera peores que si estudiaba «normal». Esto es debido al exceso de energía invertido, falta de sueño, etc.
Por otra parte, en el ejemplo del dibujo, esta conducta terminaba por presentar un dibujo que era «peor» que el que había terminado anteriormente.
Pero aparte de la pérdida de rendimiento, para mí el aspecto más determinante a considerar desde el punto de vista de una persona perfeccionista es la inmensa inversión de tiempo que ello supone.
Se sabe hoy en día (un ejemplo muy bueno es el aprendizaje de un idioma) que para realizar cualquier nuevo aprendizaje, los primeros 85%-90% del total de ese aprendizaje cuestan extremadamente menos que los últimos 10%-15% (en energía y en TIEMPO).
Personalmente, pienso que este dato se puede extrapolar al perfeccionismo: que algo esté bien o muy bien (85%-90%) es suficientemente óptimo como para invertir muchísima más energía y tiempo en intentar que esté perfecto (100%).
¿Perfeccionismo? Sí, pero no desde el principio
En este sentido, te comparto las 2 conclusiones a las que he llegado en los últimos años de mi vida:
1) Es vital saber distinguir cuándo has de ceder ante esos impulsos perfeccionistas y contentarte con lo excelente/muy bueno.
Los 3 ejemplos anteriores son representativos de esto.
Hoy en día, no sobre-estudio nada, porque confío en mí y en que lo que he estudiado me lo sé (no necesito volverlo a mirar 5 veces). Si pinto un dibujo, cuando creo que está genial lo doy por finalizado. Cuando doblo el pijama, ya me da exactamente igual si está en paralelo con el cajón o no (el hecho es que está bien doblado).
2) Es muy útil (en algunos casos) perseguir esa perfección, PERO NO DESDE EL PRINCIPIO
No hay nada de malo en buscar mejorar un resultado bueno o muy bueno, porque en determinados escenarios el objetivo final es aproximarse a esa perfección.
Sin embargo, te quiero compartir que no resulta una buena idea intentar llegar a esa perfección desde el principio.
Como te compartí en este genial post, una de las 7 principales causas de la procrastinación es el querer realizar la tarea a la perfección desde el principio.
Es decir, tenerlo todo estudiado, todas las preguntas respondidas… esto es, querer tener muy claro el “cómo” hacer la tarea.
El querer tener algo hecho perfecto desde el principio sólo te llevará a la parálisis por análisis y a la frustración.
Un buen ejemplo de esto son los emprendedores y autónomos. Ellos saben el valor de no ser perfeccionistas a la hora de crear un nuevo producto o servicio. Es lo que se conoce como PMV (Producto Mínimo Viable).
Consiste en salir al mercado rápidamente con un prototipo (una edición «beta») de lo que quieres construir, y por el camino coges algo muy valioso: feedback de las pocas personas que lo compren.
A una persona perfeccionista no le importaría trabajar varios meses o incluso años para tener el producto meticulosamente terminado. El problema es que no contaría con algo fundamental: los hechos, el feedback de personas que te dicen si les gusta o no, si les soluciona el problema que tienen o no.
Y, como suele ocurrir, antes o después te das cuenta de que has perdido varios meses de tu tiempo porque no validaste tu hipótesis (tú creías que esto iba a ser exitoso, sin verificarlo).
La idea detrás de esto es: mejor hecho que perfecto. En este tipo de situaciones confórmate con lo bueno y por el camino ve mejorándolo para convertirlo en excelente y después en «perfecto» (si es que la perfección existe).
Para mí es muy importante la atención a los detalles, pero siempre con un equilibrio entre lo que me aporta eso y el tiempo que me va a llevar ponerlo en práctica (y lo que dejo de ganar por dejarme llevar por el perfeccionismo).
Conclusión
Muchas veces detrás del perfeccionismo está algún tema personal que no hemos sanado y eso nos hace adoptar este tipo de conductas.
Si algo mas puedo invitarte a hacer es a aceptar tus perfectas imperfecciones.
Como ves, el perfeccionismo tiene su lado «genial» y su lado «no tan genial».
En muchas ocasiones lo «perfecto» es enemigo de lo «bueno». En tus manos queda distinguir cuándo perseguir esa perfección y cuando no porque no compense.
Me encantaría saber si te consideras una persona perfeccionista y qué has aprendido en este post.
¡Házmelo saber en los comentarios!
Un placer escribir para ti ❤️
Miguel Ángel
El perfeccionismo tiene una relación directamente proporcional con la procrastinación. Dejar para después el querer hacer algo perfecto, en lugar de hacerlo bueno pero de una manera inmediata.
Hola Antonio,
Muchas gracias por tu reflexión: ¡totalmente de acuerdo contigo compañero! Una de las mayores causas de procrastinación (de las muchas que hay) es precisamente esta: la de querer que el resultado sea perfecto desde el principio. Sino, ni empiezo.
Espero que lo pongas en práctica si no lo has hecho ya Antonio!
Un fuerte abrazo y gracias por tu comentario!
Hace muchos años sí me consideraba una persona perfeccionista, pero con los años aprendí que no es lo mejor, porque como dices…. acaso existe la perfección?
Sin embargo, siempre doy el 100 y hago lo mejor que puedo… así como Miguel Ruiz menciona en los Cuatro Acuerdos…. HAZ TU MEJOR ESFUERZO, lo que me lleva a sentirme satisfecha con mis cosas.
De igual forma te comento que el año pasado tomando un curso, conocí la frase MEJOR HECHO QUE PERFECTO! y me encantó, sobretodo como dices cuando estás en un emprendimiento. Esa frase me ha soltado un poco más, todavía tengo mucho que avanzar, pero ya no estoy en la parálisis del análisis.
Te mando un abrazo Miguel…. Refugio
Hola Refugio!!
Qué bueno tu comentario, muchas gracias por escribirlo 😉 Y gracias por recordarnos uno de los 4 acuerdos de Don Miguel Ruiz. Así es: cuando una hace su mejor esfuerzo no ha de pedirse más a sí misma y ha de sentirse satisfecha. Quizás con el tiempo pueda mejorar eso, pero a día de hoy es su mejor versión.
Y me alegro de tu progresión, de aplicar el mejor hecho que perfecto y de saber que aún puedes mejorar más, como todos en este ámbito.
Te mando otro gran abrazo a ti!!
Que tal Miguel Ángel , saludos desde México, tienes razón en buscar el equilibrio, porque cuando tratamos de cambiar algo estamos esperando el momento perfecto, pero puede ser que nunca llegue así llevo años diciendo que voy a administrar mejor mi tiempo y no lo he logrado.
Hola Juan!
Gracias por comentar la jugada 😉 Así es, solemos inconscientemente engañarnos pensando que habrá un momento perfecto para llevar a cabo ese cambio que queremos. Y la realidad, una y otra vez de manera tozuda, nos demuestra que no lo hay. Si necesitas administrar mejor tu tiempo y tienes ganas de hacerlo de una vez por todas, yo te puedo realmente ayudar. Te invito a que solicites una sesión de valoración gratuita aquí:
Un abrazo para México!
Hola Miguel angel, me gusta mucho la simplesa con la que presentas tus ideas. Hasta pronto.
Muy buenas Ada! Gracias por tu comentario, ¡lo agradezco mucho! 😉