Sólo puedes ver en el mundo aquello que tu nivel de conciencia te permite ver
Sebastián se preocupa mucho por sí mismo. Aunque él nunca lo admitiría es una persona temerosa, y vive desde la culpa. Culpa a los demás por lo que cree que no puede hacer y, aún peor, se culpa a sí mismo de lo que ni hizo ni dejó de hacer.
Sus amigos, los justos y cada vez menos, destacarían de él su arrogancia, que en algunos momentos llega a molestar.
Es un tipo aguerrido y se esfuerza mucho en su profesión. Compite con quien se le ponga por delante y se siente atraído por la mentira para desembarazarse de posibles problemas.
Cuando no puede conseguir lo que desea utiliza la fuerza (física o emocional) para lograrlo por “las malas”. Vive según un paradigma materialista muy superficial.
Rechaza, ignora y niega con escepticismo la espiritualidad y cualquier otra forma de pensar diferente a la suya. Cree en la mala suerte, en que se ceba con él y le gusta quejarse con sus colegas sobre cualquier tema que vaya en contra de sus creencias. “La culpa es de…” afirma con frecuencia.
La vida es lucha y competencia. Suele absorber la energía de los demás por lo que las personas, a nivel incluso inconsciente, tienden a evitarle.
Faustino es un señor altruista y colaborativo. No le gusta la falsedad y sus valores principales son la salud, la verdad y el servicio a lo demás.
Se guía por su corazón, por su coraje, por su poder interior, que sabe que lo tiene. Cuando siente miedo actúa con miedo, porque confía en sí mismo.
Elige en base al amor y no al temor, porque sabe quién es, por lo que no necesita autoestima.
Sustituye la fuerza por el poder interior. Asume lo “bueno” y lo “malo” de su vida y se centro en mejorarse como ser humano, aceptando lo que no puede o depende de él cambiar.
No pretende interferir en las vidas de los demás, por lo que no busca culpables, ni envidia, ni critica. Es responsable de su propia felicidad y sabe que el amor que da y que se da a sí mismo es lo que terminará llevándose de este mundo y no sus posesiones materiales.
No necesita dominar, competir, ganar, convencer, controlar, agradar, ser reconocido, tener razón ni demostrarle nada a nadie, por lo que, de forma inconsciente, las personas suelen ser atraídas por su presencia.
Tú, que no conocías ni a Sebastián ni a Faustino, puedes fácilmente afirmar que viven en mundos diferentes. A pesar de compartir el mismo planeta, incluso el mismo país y ciudad, los resultados que obtienen no tienen nada que ver.
Para uno la vida es una lucha continua y para el otro es un gozo. En un mundo, todo es predecible y repetitivo, y en el otro, lo extraordinario está disponible y es la normalidad. Sus vocabularios son diferentes, sus mentalidades también.
¿Cómo puede ser que Sebastián sea tan diferente de Faustino?
La respuesta está en su nivel de conciencia.
Lo que ves está limitado por tu nivel de conciencia
Como afirma la frase con la que comencé este artículo, sólo puedes ver en el mundo aquello que tu nivel de conciencia te permite ver.
Si en tu conciencia (mente, creencias) ves lucha, competencia, culpa, envidia, miedo, dolor, esfuerzo, pena, disgusto… así es el mundo que verás.
A la larga, lo que consigas en el mundo no dependerá tanto de tu esfuerzo como de tu nivel de conciencia.
Esto que te traigo hoy no me ha venido por una epifanía nada más despertarme, sino que tiene que ver con años de trabajo de autores como David Hawkins, Raimon Samsó o Neville Goddard entre muchos otros.
No pretendo en este post profundizar mucho más sobre el tema, simplemente admíteme como hipótesis que tu nivel de conciencia es el límite hasta el cual puedes avanzar en tu vida a día de hoy.
Te recomiendo encarecidamente echar un vistazo a la escala de niveles de conciencia de Hawkins, que encontrarás fácilmente en una rápida búsqueda en Google, para que veas a “grosso modo” los diferentes niveles que estableció este gran autor (y las diferentes formas de ver el mundo) en base a un macro análisis riguroso al aplicar a miles de personas el test muscular (kinesiológico).
Pues bien, yo me pregunté hace no mucho… ¿por qué no diseñar una escala de niveles de conciencia del tiempo, en base a cómo los seres humanos percibimos este valioso recurso del que disponemos a diario?
He aquí, fruto de varios años de contacto con personas, clientes, suscriptores, amig@s… con “falta de tiempo”, el mapa de los diferentes niveles de conciencia del tiempo. ¿En cuál dirías que te encuentras tú?
Los 8 niveles de conciencia del tiempo
1) No me da la vida → en este nivel te sientes desbordado, deseas que todo acabe. Los demás (no sabes cómo) parece que se ensañan contigo y terminan por dejarte sin tiempo para, simplemente, respirar 5 minutos.
No puedes soportar ese ritmo. Ya no tienes más aguante. Eres víctima del mundo y de las demás personas.
Visión (inconsciente) de la vida: NO VIVO
2) No tengo tiempo → en este nivel de conciencia no sientes el control de tu tiempo, los demás lo tienen por ti. Quizás no de una forma intensa o enfermiza, pero te es realmente complicado encontrar tiempo para ti y para lo que quieres.
Sigues siendo víctima de algo externo.
Visión (inconsciente) de la vida: ME DUELE VIVIR
3) Si tuviera tiempo → es un nivel superior al anterior, ya que, aunque sigues teniendo la sensación de no tener tiempo, adviertes la posibilidad (aunque sea hipotética, en forma de deseo) de que podrías tenerlo.
Te comienzas a hacer preguntas como: ¿qué haría yo si tuviera tiempo? En este nivel de conciencia del tiempo hay un primer atisbo de poder interior, aun en forma de deseo soñado.
Visión (inconsciente) de la vida: OJALÁ VIVIERA
4) Cómo podría tener tiempo → en este nivel sigues sin “tener tiempo” para ti, pero te cuestionas si esa realidad es inmutable o si, en cambio, la puedes cambiar.
Te preguntas cosas como: ¿podría tener tiempo? ¿cómo? Comienzas a dejar de ser víctima de lo externo, aunque sea por momento limitados de tiempo.
Visión (inconsciente) de la vida: CÓMO PODRÍA VIVIR
5) Qué hago para tener tiempo → en este nivel subes un peldaño más y vislumbras la opción de que probablemente sí tienes tiempo para lo que quieres, aunque no te has preguntado aún el qué.
Vives desde la proactividad y ya dejaste el victimismo a un lado. Te haces preguntas como: ¿qué podría hacer yo para tener más tiempo? Empiezas a sentir constantemente cierto poder interior y comienzas a realizar acciones para gestionar mejor tu recurso más valioso.
Visión (inconsciente) de la vida: QUÉ HAGO PARA VIVIR
6) Quién soy para tener tiempo → en este nivel de conciencia ya no te preguntas cómo hacer ni qué hacer, sino cómo es una persona que tiene tiempo, con el objetivo de modelarla.
Te haces preguntas como: ¿quién es el dueño de mi tiempo? ¿cómo son las personas que parece que tienen mucho tiempo? ¿en quién me he de convertir para tener más tiempo? ¿para qué quiero yo tiempo?
Comienzas a conectar con tu poder interior real, a tener claridad sobre tu verdadera relación con el tiempo (para qué lo quieres) y aparece la certeza de que puedes conseguir ser de ese modo.
En este nivel no sólo realizas hábitos de gestión de tu tiempo, sino que además lo utilizas de manera efectiva. Tomas consciencia de cuáles son tus prioridades y de cómo gestionarlas, no de cómo gestionar el tiempo. Comienzas a hacer cambios en tu vida en otras áreas. Sabes qué hacer y para qué.
Visión (inconsciente) de la vida: QUIÉN VIVE
7) Tengo todo el tiempo del mundo → en este nivel de conciencia tienes la certeza de que el tiempo, TU tiempo, es para ti y que tienes tiempo mientras tengas vida. Tomas consciencia, quizás por primera vez, de lo que verdaderamente significa el tiempo para ti y de cómo se relaciona con la vida y la muerte.
Realizas cambios en tu vida y dejas atrás todo lo que no esté alineado ni sea coherente con otra forma diferente de ver el tiempo.
En este nivel de conciencia comienzas a dejar de hacerte preguntas respecto al tiempo. Eres tu vida. Eres tu tiempo.
Visión (inconsciente) de la vida: YO VIVO
8) No hay tiempo → en este último nivel el tiempo es una ilusión para ti. Sabes (con certeza) que el tiempo no existe, no es real. No sólo lo has escuchado o lo crees, sino que vives de ese modo.
Sabes que el tiempo no es necesario gestionarlo, ni liberarlo, ni aprovecharlo, ni medirlo. No te haces preguntas sobre lo que no tiene respuesta. No eres tiempo, eres mucho más que eso.
Visión (inconsciente) de la vida: YO SOY (Yo existo, no sólo “vivo”)
Como ves, las personas en los niveles más altos de la conciencia del tiempo (6, 7 y 8) viven en mundos diferentes respecto a las personas en los niveles inferiores (1 y 2 principalmente).
A pesar de compartir el mismo planeta, los resultados que obtienen no tienen nada que ver, porque su concepción del tiempo es totalmente diferente. Sus mentalidades son diferentes, por lo que sus vocabularios también lo son.
Ahora te toca a ti
Puedes estar de acuerdo con lo que acabas de leer o no, pero si este post te ha “removido” de alguna manera, eso sólo quiere decir una cosa: hay algo de verdad en él.
Así que, ya que hablamos de verdades, te hago una pregunta:
y tú, ¿en qué nivel de conciencia del tiempo te encuentras la mayoría de tus días? Házmelo saber en los comentarios de aquí abajo 😉
Nos vemos el martes que viene, o dentro de un tiempo, lo que mejor te parezca 😉
Un abrazo,
Miguel Ángel
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