¡Compartir es mejorarnos!
Voy a decírtelo claro, cuidando mis palabras, para que te llegue al corazón, no sólo a la mente: tus palabras afectan a los demás pero sobre todo te afectan a ti y son la diferencia entre ser víctima de la sociedad o líder de tu vida
Dice Victor Kuppers que somos como bombillas: estamos transmitiendo en cada momento (incluso sin darnos cuenta) con nuestra comunicación no verbal.
Si a eso añadimos que la palabra es una forma de energía vital, quizás coincidas conmigo en la importancia de cuidar lo que decimos.
El poder de tus palabras: cómo te afectan tus propias palabras
Según una entrevista realizada al cirujano Mario Alonso Puig, uno de los máximos investigadores de la Inteligencia Humana y del Aprendizaje, la palabra es una forma de energía vital.
Te presento a continuación un fragmento de dicha entrevista que refleja el poder de tus palabras (puedes leerla en su totalidad aquí):
Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
-¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal:
«Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro».
Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro - Ramón y Cajal
– ¿Seguro que no exagera?
No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
Reeduca tu vocabulario
Si tu vocabulario es pesimista, disperso, vago, pobre… eso transmitirás a los demás, y te considerarán ese tipo de persona.
Pero más importante aun, eso es lo que te transmitirás a ti mismo, y así será tu vida.
Como sabemos hoy en día, nuestra realidad es creada por nosotros mismos (vemos el mundo que somos, no el mundo que es).
Y como nuestras palabras moldean nuestras emociones y alteran nuestra forma de ver las cosas, tu vocabulario tiene el potencial de cambiar tu visión del mundo, ya sea para bien o para mal.
Suena heavy, pero eso concluye la ciencia y yo personalmente lo creo.
Corporalidad
Cuando dices palabras negativas, de excusa, de victimismo, de odio… se nota en tu corporalidad. Es como si te hicieras más pequeñ@, más débil, más frágil, más vulnerable.
En cambio, cuando dices la misma idea pero cuidando tus palabras, te haces más convincente, más fuerte, más responsable, más compacto.
Esto no quiere decir que digas sí cuando quieras decir no, ni que digas estoy bien cuando realmente estés mal.
Una de los hábitos que practico y que te recomiendo es el de ser una persona íntegra. Esto es, pensar, decir y hacer en la misma dirección.
Pero como vas a ver a continuación, se puede decir lo mismo de distinta forma.
A todo esto, ¿sabes cómo se crea un hábito? ¿Y cómo te puede ayudar un mini hábito a conseguir tus objetivos?
Frases que no dirás nunca más
*No puedo*
Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto – Henry Ford
Decir no puedo es bastante devastador. Como dicen los compañeros de La mente es maravillosa:
A las palabras (especialmente las que nos decimos a nosotros mismos) NO SE LAS LLEVA EL VIENTO, quedan enganchadas en nuestra mente y en nuestro corazón y así van dirigiendo nuestra vida, por el camino que le vamos indicando.
Te propongo que cada vez que pienses “no puedo”, lo cambies por “voy a intentarlo” o por «¿cómo podría?».
Que no pudieras en el pasado no significa que no puedas ahora y que no puedas ahora no significa que no puedas mañana.
*Es que*
Cada vez que dices es que, te estás quitando valor – Desiree Ballesteros
Personalmente me chirrían los oídos cada vez que escucho estas dos palabras.
Es que es probablemente la coletilla que más representa a una persona que se pasa el día excusándose y siendo víctima de su vida.
Siempre encuentra una razón externa para no ser líder de su vida.
Elimina de raíz estas dos palabras que tanto daño te causan y toma responsabilidad de tus actos.
*No tengo tiempo*
Doctor: ¿Qué le sucede?
Paciente: Que me falta tiempo.
Doctor: ¿Ah sí? ¿Sus días son de menos de 20 horas?
Paciente: no, no es eso.
Doctor: entonces lo que le pasa es que no sabe priorizar lo importante.
Mi preferida. Se me escapa alguna vez, pero la tengo controlada y rectifico al instante.
Tienes el mismo tiempo a lo largo del día que cualquier otro ser humano. Otra historia muy diferente es cómo lo aprovechas y en qué.
El síndrome del no tengo tiempo es mucho más fácil de erradicar si cada vez que te escuches articulando estas 3 palabras las traduces por no tengo vida.
Al fin y al cabo, si no tuvieras “tiempo”, ¿existirías?
Es una mentira que te cuentas. Tienes tiempo, el problema es que te queda esa sensación de no tenerlo cuando lo utilizas en lo que no es realmente importante para ti.
Y claro, siempre quieres más.
Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo – nómada tuareg nacido en Mali
Te invito a que cada vez que se te escape no tengo tiempo lo cambies por:
♦ si es un diálogo con otra persona, di mejor no es prioridad para mí ahora mismo .
♦ si es una conversación contigo mism@, di mejor aun no gestiono bien mis prioridades.
La diferencia es abrumadora. No quiero que me creas, sólo espero que lo pruebes.
Este artículo te va a ayudar a gestionar tus prioridades (artículo).
*Yo soy así*
-¿Por qué no te planteas cambiar de pareja?
-No me gustan los cambios.
-¿Por qué?
-Es que yo soy así.
Esta frase da a entender que te conoces muy bien a ti mism@. ¿Pero eso es realmente cierto?
Cuando dices que eres así, estás limitándote de manera hiriente a no conocer todo lo que engloba “no ser así”.
Quiero que te des cuenta de que en realidad tú no eres así, simplemente lo crees.
La verdad es que estás repitiendo patrones que te han inculcado de pequeñ@, ya desde el vientre de tu madre.
Eres así hasta que dejas de ser así y empiezas a ser asao
Cambia, experimenta nuevas ideas y no te enfusques en lo que crees que eres.
Una de las cosas más potentes y que menos gente hace es cuestionarse sus creencias, principalmente las adquiridas hace muchos años.
Esas creencias en realidad no las elegiste tú, sino que te fueron “instaladas” externamente.
Tú no eres así. Tú puedes ser quien quieras ser y cambiar es una de las opciones.
*Tengo que*
Te suenan frases del tipo “me tengo que levantar”, “tengo que ir a una reunión”, “tengo que ir a trabajar”…
Tengo algo para ti.
Tú no “tienes que” nada, salvo beber agua y comer – Sergio Fernández
Te invito a cambiar el dichoso tengo que por decido.
En las anteriores situaciones, has elegido hacerlo.
Has elegido creer que no tienes otra opción.
Pero claro que tienes otra opción. Lo que ocurre es que traerá resultados distintos, que pueden ser más o menos deseables.
Toda decisión trae consecuencias (buenas o malas) pero eso es lo que no nos gusta a las personas: hacernos cargo de las consecuencias.
Decisiones diferentes, resultados diferentes
Empieza a cambiar tus palabras. Comienza a DECIDIR hacer las cosas.
Haz la prueba. Esto te da una perspectiva muy distinta de lo que vas a hacer, porque ahora tienes las riendas de tu vida, eres líder.
Puede ser que no cambies lo que vas a hacer, pero si decides hacerlo, ¿ves que lo afrontas de otra manera?
Cómo te afectan las palabras de los demás
La impecabilidad de tus palabras también te proporcionará inmunidad frente a cualquier persona. Solamente recibirás una idea negativa si tu mente es un campo fértil para ella – don Miguel Ruiz (Los 4 acuerdos)
Muy bien, ya ha quedado claro el poder de tus palabras, pero ¿qué hacer cuando tú no las puedes controlar, es decir, son dichas por otra persona?
En estas situaciones te recomiendo tener presente 2 ideas:
1. No te tomes las cosas personalmente (uno de Los cuatro acuerdos famosos
)
Ciertas personas te envían veneno y, si te lo tomas personalmente, lo recoges y te lo tomas sin rechistar.
Cuando alguien dice algo negativo sobre ti, su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su niñez.
Cuando alguien piensa sobre ti se basa en los acuerdos que esa persona ha establecido consigo mismo, y que no tienen nada que ver contigo.
Algunas veces te dirá: “eres un crack, un máquina” y otras veces te dirá “eres un looser, un sinvergüenza”. ¿Cómo cambia tanto de percepción?
Porque no te conoce. La única persona que te conoces eres tú, así que no te tomes personalmente los comentarios u opiniones de los demás.
Sé que no es fácil, pero tener esto siempre en mente te ayudará.
No te tomes nada personalmente, porque si lo haces, te expones a sufrir por nada.
2. Ten presente que Nadie te puede herir sin tu consentimiento (frase de Eleanor Roosevelt)
Te pueden decir misa, que tú eres el único dueño de “tu metro cuadrado”.
Imagínate con un escudo esférico alrededor tuyo. Nadie puede entrar ahí dentro, en tu cuartel general de los sentimientos, sin tu consentimiento. Fin.
El poder de tus palabras: cómo les afectan a los demás tus palabras
Todo ser humano es un mago, y por medio de sus palabras, puede hechizar a alguien o liberarlo de un hechizo. Continuamente estamos lanzando hechizos con nuestras palabras – Don Miguel Ruiz (Los 4 acuerdos)
Ya hemos tratado acerca del poder de tus palabras y que lo que te cuentas a ti mismo y las palabras que usas afectan a tu percepción de la realidad.
Pero ¿y qué hay de los demás?
Como quizás la mejor forma en la que nos comunicamos las personas es a través de historias, te presento La fábula de los 3 filtros de Sócrates.
Fábula de los 3 filtros
Cuántas veces hablamos sin utilizar estos filtros ¿verdad?
La próxima vez que tengas un cotilleo que pueda afectar a la persona receptora, cerciórate de que sea verdad, bueno para ella y necesario contárselo. Sino, que el olvido se haga cargo de ello.
Agua y arroz: para más que hacer paella
Apuesto a que conoces los experimentos con agua que realizó el doctor Masaru Emoto.
Según Emoto (el pensamiento y la intención son la base de su teoría) si tomamos muestras de agua y las exponemos a pensamientos o palabras positivas, los cristales del agua “reciben” de algún modo esa energía y cambian de aspecto.
Aquí puedes leer un poco más acerca de sus experimentos con arroz y agua.
El anterior caso es otro ejemplo de cómo las palabras pueden herir, nutrir, dañar o apasionar a otro ser humano (no te olvides que somo mayoritariamente agua).
De ahí que siempre se recomiende pensar antes de hablar.
Intenta hacerlo cada vez que quieras emitir sonidos “por esa boquita”.
Sino, siempre te quedará el recurso de los sabios: el silencio.
Hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio — Mario Benedetti
Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo — Ludwig van Beethoven
La ley del espejo
Reconozco que la ley del espejo no la entendí hasta hace pocos meses, cuando leí el libro de don Miguel Ruiz anteriormente citado.
Se puede resumir en esta frase:
«Si te veo por la calle y te llamo estúpido, puede parecer que utilizo esa palabra contra ti, pero en realidad la estoy utilizando contra mí mismo, porque tú me odiarás por ello y tu odio no será bueno para mí».
Así, piensa en esto cada vez que te acuerdes de “la familia” de alguien.
Conclusión
De alguna manera, podemos decir que de nuestras palabras depende nuestro futuro, ya que como hemos visto al inicio del artículo, lo que decimos tiene influencia en nuestro cerebro.
Así que te propongo empezar a cambiar tu vida cuidando tus palabras, tanto lo que dices a los demás como lo que te dices a ti mism@.
¿La mejor manera?
Imagínate que estás siempre rodead@ de niños.
Para ser impecable en tus palabras, imagínate que estás siempre rodead@ de niños
Estas pequeñas criaturas lo absorben y repiten todo, sin filtro ninguno.
Si a un niño le dices “no sirves para nada” se cree lo que le dices. ¿Qué tipo de ejemplo le estás dando?
Empieza a cambiar tus palabras, ¡nada más!
Haz la prueba y verás cómo lo cambian todo.
Un placer escribir para ti, amig@.
Miguel Ángel
Ahora tú
¿Dirías que eres, sinceramente, un damnificado o una damnificada por el uso de las 5 expresiones anteriores (no puedo, tengo que, yo soy así, es que, no tengo tiempo)?
¿Qué opinas al respecto, estás de acuerdo con el artículo? Me agradaría saber tu punto de vista para nutrir y mejorar esta conversación.
¡Compartir es mejorarnos!
Hola, me ha gustado mucho el post, yo hace tiempo que las pongo en práctica, no siempre me acuerdo antes de decirlas, pero a la que han salido de mi boca las rectifico (ya es un avance). Intento ser positiva con mis palabras y no decir tacos, ni esas cosas, a no ser que esté muy enfadada. Lo qu e me cuesta es oirlas de las demás y no sé que hacer en estos casos, mis compañeros de trabajo, con los que paso muchas horas al día, las dicen continuamente como algo normal y me duelen los oidos, (no figuradament,realmente),que me aconsejas. Un abrazo.
Hola Cristina!
Me alegro de que te ha gustado el artículo y de escuchar que ya pones en práctica varias de las pautas citadas. Es normal no acordarse siempre de no decir cierta palabras, pero te puedo decir por experiencia personal, que llega un día en el que te suenana mal, y poco a poco dejas de utilizarlas sin darte apenas cuenta.
En relación a que te cuesta no oír estas palabras de los demás, hace tiempo que aprendí una cosa que te puede ayudar. Hay 3 asuntos en la vida: los tuyos, los de los demás y los de la vida. Ocúpate sólo de tus asuntos, porque cuando te quieres ocupar de los demás, estás descuidando tu vida, y normalmente ya tenemos bastante con nuestras vidas como para ocuparnos de los asuntos de otros. Entiéndeme, siempre hay excepciones, pero si no escuchas estas palabras de los demás no hay ningún problema: no es tu asunto y es mejor no interferir en ello. Sé que lo haría más fácil para ti, pero si tú cambias y mejoras tu lenguaje, eventualmente eso será lo que atraerás y el tipo de personas que atraerás a tu vida.
Espero haberte ayudado Cristina.
Un abrazo!
Una de mis favoritas, supongo que porque empecé a usarla hace tiempo, es lo de herir. Cuando alguien me dice, «lo que hiciste el otro día me ofendió» yo suelo responder, «No, tu decidiste herirte a ti mismo por lo que pasó, no yo». También lo uso conmigo mismo, si quedo con alguien y llega tarde, tomo consciencia de si decidó enfadarme… y si me enfado lo que digo es «yo me he enfadado a mi mismo al ver que has llegado tarde», es una pequeva diferencia pero creo que nos pone más en prespectiva.
Lo de que nos falta tiempo…. también empecé a usarlo menos, pero sigo usandolo. intentaré cambiarlo.
El «es que + excusa» es algo que odio, cuando alguien me lo dice más vale que la excusa sea buena de verdad, si no lo es yo no digo nada, pero esa persona gana un punto negativo.
En cambio el «tengo que» no lo veo malo, entiendo que la persona me está diciendo, «ahora mismo mi prioridad es…» solo que lo sustituimos por un «tengo que».
Una entrada para leerse más de una vez y ir aprendiendo de ella. Genial Miguel Ángel
Hola Edgar!
Espléndido comentario compañero, me quito el sombrero ante tus dos frases. Esta es la diferencia entre el tener suficiente consciencia como para decidir en cada momento cómo reaccionar ante las circunstancias. Voy a hablar de este tema con más detenimiento en otro artículo, ya que pienso que es muy importante y que a la gente le gusta.
Personalmente, cada vez que oigo «es que» me irrita, pero si lo dice un madrileño como yo, suena mucho peor jaja. Algo así como «ejjjque».
Entiendo lo que comentas sobre el «tengo que», ya que es muy muy utilizado por la gente. Sin embargo, pienso que influye en cómo afrontas esa situación/tarea que crees que tienes que hacer. Pienso que es mucho mejor decir «voy a hacer x» o «quiero/decido hacer x», ya que con tus palabras incosncientemente estás poniéndote en una mejor disposición hacia esa situación/tarea.
Muchas gracias por tu aporte y tu opinión sobre el artículo Edgar.
Seguiremos con este tema. Un abrazo!
¡Muchas gracias por recordarnos cuán poderosas pueden ser las palabras, Miguel Ángel!
Como muy bien dices mencionando a Miguel Ruiz, estamos hechizándonos continuamente. La verdad es que hay que ser muy pulcros en esto, tanto para con nosotros como con los demás, y tu post lo resalta a la perfección.
Un abrazo, ¡a seguir así, crack!
Buenas Cris!
Gracias por tu contribución. Viniendo de una lideresa como tú, estoy seguro de que conoces lo importante que pueden llegar a ser las palabras a la hora de ejercer de líder (en este caso, cómo hablamos a los demás). Sin embargo, cómo nos hablamos a nosotros mismos y cómo los demás hablan de nosotros son otros 2 temas de interés y no menos importantes.
AL fin y al cabo, como bien mencionas, todo es más claro si hablamos de hechizos que realizamos y que nos realizan. ¿Hasta dónde y cuándo queremos seguir hechizando o hechizados?
Un abrazo!!
Es como todo lo que expones muy interesante. Enhorabuena
Muchas gracias Conchita por tu opinión.
un gran abrazo!
Es que, tengo que, no tengo tiempo… las uso mucho y las oigo decir mucho. Ahora a trabajar con las alternativas. Un gran post. Muchas gracias.
Hola Lía,
Qué gusto leerte! Esas 3 que mencionas creo que son muy muy utilizadas por un gran porcentaje de nuestro entorno. A mí se me escapa alguna de vez en cuando pero hay que hacer un pequeño esfuerzo por, como bien dices, trabajar las alternativas.
Muchas gracias por tu comentario y por tu opinión del artículo.
Un fuerte abrazo!!