¿Tienes un proyecto emprendedor entre manos a la vez que trabajas por cuenta ajena, estás comprometido y te gusta lo que haces pero sientes que hay algo que no te deja avanzar y no sabes qué es?
Si te sientes atrapado entre tu ambición y “ese algo” has llegado al lugar correcto. En este artículo vas a descubrir cómo perder el miedo al fracaso al emprender y todo lo que hay detrás de él.
¿Has dicho miedo al fracaso? Si yo no tengo de eso… Bueno, quizás al final del post pienses de otra manera.
¿Y si no? ¿Y si sí? ¿Y si…?
La historia del árbol, la farola y el sabio
Desde que era una niña, Diana siempre había sido una soñadora. Anhelaba grandes logros y éxitos, pero también tenía “un miedo”. Si algo salía mal, Diana se convencía de que era una fracasada.
Esta creencia hacía que se sintiera insegura de sus habilidades y limitara sus acciones. Pero como Diana era una chica aplicada en el colegio, guapa y extrovertida, esta cualidad pasó normalmente desapercibida.
Pero llegó la universidad y Diana comenzó a sentirse aún más insegura. Estaba rodeada de personas que parecían más talentosas y exitosas que ella.
Su miedo al fracaso creció hasta el punto de que a Diana le costaba tomar cualquier decisión, por temor a equivocarse.
Una tarde de un buen martes, al llegar a casa, se encerró en su habitación, se tumbó en la cama y dejó que le recorriera un sentimiento de impotencia por todo el cuerpo, el mismo que durante tantos años le había estado susurrando algo…
Diana lloró desconsolada. No se sentía capaz de afrontar aquél “un miedo” que tenía. Sólo era uno, pero muy grande y poderoso.
Sin embargo, en aquel estado de rendición le vino una inspiración: “vale, acepto la situación” – se dijo. No sé cómo vencer este miedo al fracaso, pero confío en que de algún modo encontraré una solución. No estoy dispuesta a pasar toda mi vida así”.
Como es bien sabido, cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
A la mañana siguiente Diana se encontró con el padre del mejor amigo de su padre, el señor Melgar, quien se percató de la tristeza de la joven rubia:
-«Con lo hermosa y lista que eres, ¿cómo es que estás tan triste?» – preguntó Melgar
-«No estoy triste, es que se me pican los ojos…»
Como todo hombre sabio que se precie, Melgar consiguió comprensivamente que Diana le compartiera su miedo.
-«Tengo, desde chiquitita, un enorme miedo a fracasar, a fallar, a equivocarme.»
-«¿Qué es lo contrario del éxito?» – preguntó por sorpresa Melgar.
-«El fracaso» – respondió Diana.
Y Melgar, después de carraspear como todo anciano sabio, comenzó a hablar:
-”¿Ves ese árbol de tu izquierda? Ve allí.”
Diana, sin rechistar, así hizo.
-”Ahora camina hacia mí”.
Diana, que no entendía de qué iba el jueguecito, comenzó a caminar. Cuando llegó a la altura de Melgar, este le dijo:
-”¿Te diste cuenta, cuando estabas en el árbol, de que tenías detrás de ti, a unos 5 metros, esa farola que ahora ves desde aquí lejos?”
-”Pues no me di cuenta” – dijo Diana.
Entonces Melgar prosiguió:
“En este camino que has recorrido yo represento el fracaso y esa farola, el éxito. Y el árbol del que partiste, como ves, está justo en el medio.
Así es como piensas tú Diana: al caminar hacia mí (el fracaso), al intentar algo y fallar, crees que te estás alejando del éxito, como si fuera su opuesto.
La realidad, es que lo opuesto al éxito no es el fracaso. Lo opuesto al éxito es quedarte quieta.”
Esas últimas palabras llegaron muy dentro de Diana. Pero Melgar aún tuvo una cosa más que decir:
-“Cuando fracasas (si es que se puede decir de esa forma tan destructiva) estás acercándote al éxito. Esta es la verdad Diana: el fracaso está de camino al éxito. Si fallas, estás más cerca.”
Cómo perder el miedo al fracaso al emprender
Como Melgar nos enseña en esta historia, la idea que tenemos del fracaso es más mental que real.
Nuestro cerebro (el reptiliano, para ser más exactos) está programado para la supervivencia, y por eso está siempre alerta de cualquier cosa que pueda salir mal. ¿Y si no logro mi objetivo? ¿Y si lo que hago no sirve? ¿Y si fallo en el intento? ¿Y sí…?’
Una vez comprendemos y aceptamos cómo funciona nuestro cerebro reptiliano, podemos vivir de otra manera.
Y es que la atiquifobia (o miedo al fracaso), es uno de los mayores frenos que existen a la hora de ponerte en marcha con tu proyecto, seas consciente de ello o no.
Es tal su poder que nos hace (muchas veces) cambiar de objetivo, por no afrontar ese miedo y atrevernos.
Cuando tienes un proyecto compaginado con un trabajo y en tu estilo futuro de vida quieres algún día despedir a tu jefe, hay muchas personas cercanas que no lo ven bien y se oponen.
Y surge el inevitable miedo al fracaso o atiquifobia. ¿Y si esto no funciona? ¿Y si no va bien? ¿Y si [esa persona cercana en la que estás pensando] tenía razón y yo me he estado equivocando durante todo este tiempo?
Y yo te digo: ¡¡pero si estás emprendiendo un proyecto sin abandonar tu trabajo!! ¡¡Si lo estás haciendo de la forma más cauta y menos arriesgada posible!!
Las mayores limitaciones que tenemos están en nuestra mente, en nuestra forma de ver las situaciones.
Quédate con esto: el mundo real es mucho más benévolo que el mundo mental, así que no te preocupes tanto por el primero y céntrate más en dominar el segundo.
Venciendo el miedo al fracaso emprendedor: la solución más efectiva (¡la número 2!)
Se ha escrito mucho sobre cómo superar este miedo innato al error, al fallo o al fracaso (atiquifobia).
Te podría compartir que has de aceptar ese miedo y no negarlo (como hizo nuestra amiga Diana), que adoptaras una actitud positiva, que establecieras objetivos realistas y las mismas historias trilladas de siempre.
En cambio te voy a compartir las 2 soluciones que en mí más han transformado ese miedo en empoderamiento:
1) Ponte en el peor de los casos
Un ejercicio que a mí me resulta realmente aliviador (que conocí en el maravilloso libro Los secretos de la mente millonaria) es escribir en un papel cuál es el peor escenario posible que te imaginas si fracasaras en aquello que quieres intentar.
Acto seguido, escribes 3 soluciones para esa hipotética situación.
Y ya me dices cómo te sientes después 😉 Te sorprenderás.
En el fondo, sin hacer el ejercicio (¡pero hazlo!), ya sabes que casi nada resulta tan espectacularmente crítico como nuestro reptiliano nos quiere hacer creer.
Recuerda que el mundo real es mucho más benévolo que el mundo mental, y este es un gran paso para perder el miedo al fracaso al emprender.
2) Búscate a alguien que haya pasado por eso que tú estás ahora atravesando
Algunas veces en la vida sentimos que no sabemos qué hacer. Que desde nuestra individualidad ya no queda más por pensar ni por actuar.
Entonces queda pedir ayuda a otra persona.
¿Quién ha pasado por ese miedo al fracaso emprendedor que tú ahora estás experimentando?
el miedo mata más sueños que el fracaso
Si tienes un proyecto emprendedor y tienes un trabajo por cuenta ajena, una magnífica idea es contactar con un mentor.
El miedo al fracaso al emprender y otros muchos más aspectos son los que trabajan las personas que ya han pasado por mi servicio de acompañamiento individual.
Te ayudaré, entre otras cosas, a establecer objetivos realistas, a multiplicar tu auto-confianza y a aprender de tus errores.
De esto va la productividad espiritual: de enfocarnos tanto en la acción exterior (la de toda la vida) como en la acción interior.
Si quieres saber más sobre cómo perder el miedo al fracaso al emprender, contáctame aquí para recibir ayuda personalizada.
¡No esperes más y empieza a retomar tu emprendimiento hoy!
Un abrazo de éxito rotundo,
Miguel Ángel
PD: cuando sobresales, lo primero que ocurre es que tu entorno más allegado se ríe de ti y te intenta tirar hacia abajo. Si consigues no ceder ocurre algo maravilloso, y es que cuando tú estás arriba tu sóla presencia inspira a los demás a ser mejores y les permiten sobresalir también.
Eso es ser un líder: liberarte del miedo al fracaso y a que los demás te rechacen, porque al liberarte tú liberas a los demás de su propio miedo.
Espero que con estas líneas hayas podido comenzar a liberar el tuyo 😉
La historia de Diana es preciosa. Un saludo.
Millones de gracias Miguel Ängel! La historia de Diana me emocionó hasta las lágrimas, me ayuda a concientizar el miedo al fracaso. Bendiciones.
Gracias por tus palabras Rebeca. Esa era la función del post, concienciarnos de lo que en realidad ocurre dentro de nuestras cabecitas y que, cuando lo vemos desde un prisma diferente, podemos comenzar a tener menos miedo y conectar más con nuestra valentía, también innata. Bendiciones de vuelta!