¡Compartir es mejorarnos!
Más allá de la suerte, de la genética y de las circunstancias, hay algo que uno siempre puede elegir: su ACTITUD ante la vida.
Partiendo de que soy un defensor a ultranza de primero preguntarte y hallar tu propósito en la vida, hay algo más después.
Y ese algo es de lo que voy a hablarte en este primer post de 2018.
¿Cómo ir por la vida?
El mes de enero es siempre mes de intento de cambios. De decisiones e ideas que rara vez se materializan en el plano de lo físico (no se hacen realidad, vamos).
Ya pudiste escuchar en el taller que impartí en Madrid este pasado día 8 de enero que, si lo piensas bien, los propósitos de Año Nuevo no son más que hábitos a crear o a cambiar.
Pero hay ciertas maneras de realizar estos cambios en tu vida.
Y es que todo cambio siempre comienza por un cambio en tus pensamientos.
La pregunta es:
¿Cómo puedo mejorar mi ACTITUD ante la vida para mejorar mis acciones/resultados?
He aquí algunas ideas que he rescatado para ti. En este artículo te presento las 5 primeras.
¿La clave? Ya sabes: transformarlas en hábitos.
1) Toma decisiones desde el amor, no desde el miedo
El miedo es una de las 3 energías que suele decirse nos perjudican seriamente (las otras dos son la envidia y la crítica).
¿Cómo tomas tus decisiones del día a día?
Si tu día fuera un partido, ¿juegas para ganar o juegas para no perder?
Cuando tomas decisiones desde el miedo (y yo también las he tomado e inconscientemente se suelen tomar) pones tu atención en lo que no quieres que ocurra.
Ejemplos de esto son:
- Cuando decides no decirle a alguien lo que sientes por miedo al rechazo.
- Cuando decides no hacer algo que sabes que deberías hacer por miedo al ridículo (impartir una conferencia, por ejemplo).
- Cuando decides no hacer algo que quieres hacer por miedo al fracaso o al rechazo (no intentar una subida de sueldo, un cambio de trabajo, cortar con tu pareja…).
En cambio, cuando tomas decisiones desde el amor, pones tu foco en lo que sí quieres que ocurra.
En relación con los ejemplos anteriores:
- Cuando decides decirle a alguien lo que sientes porque quieres a esa persona en tu vida.
- Cuando decides hacer algo que sabes que deberías hacer porque te has comprometido contigo mismo a mejorar esa habilidad (impartir una conferencia por ej.).
- Cuando decides hacer algo que quieres hacer porque sabes lo excepcionalmente mejor que va a ser tu vida una vez lo logres.
Como puedes ver, ante las mismas circunstancias hay 2 actitudes completamente distintas. Y date cuenta de que en el segundo caso nadie te asegura que logres tu cometido, pero lo vas a intentar con todas tus fuerzas centrándote en lo que quieres, no en lo que quieres evitar.
Personalmente, desde hace algo menos de un año, veo la vida de esta forma, y el cambio ha sido brutal.
Ante una situación que me da miedo o me desagrada (y no consigo claramente centrarme en los beneficios de la acción) siempre me pregunto: ¿qué es lo peor que podría pasar?
En el 100% de las veces no es nada que repercuta en mi vida de una forma sustancial, luego esa idea de miedo desaparece casi por completo.
2) Actúa desde la responsabilidad, no desde el victimismo
Actuar desde el victimismo (muy de moda hoy en día) es básicamente no avanzar hacia ningún lado.
Ante una situación dada, hay muchos que optan por quejarse y maldecir la vida.
Sin embargo, eso no lleva absolutamente a nada. Te sientes mejor momentáneamente para más tarde seguir siendo una víctima más de lo injusta que es la vida. De lo mal que te trata.
Como decía Emilio Duró:
“Fíjate lo grande que es el Universo. Lo pequeño que es el Sol. La mierdecilla que es La Tierra. La enorme mierdecilla que eres tú. Y todavía hay gente que dice: todos los marrones me caen a mí”.
Quejarse de la mala suerte, de la injusticia o de las desgracias personales quema a una persona.
Te hace invertir mucha energía y tiempo en algo que no vale para nada.
Te propongo que inviertas esa energía en intentar cambiar esa situación.
En vez de preguntarte “¿por qué a mí?”, pregúntate: “¿qué puedo hacer para cambiar esto?”
Sé responsable de tu vida, para lo bueno y para lo malo.
Deja de vivir en El Valle de las Excusas.
Es que yo…
Es que esto…
Erradica el “es que” de tu vida y empieza a vivir desde la responsabilidad. Ya verás como todo cambia.
Personalmente llevo este hábito a rajatabla. Intento no quejarme desde hace 9 meses y ver los obstáculos como lecciones que me manda la vida para aprender de ellas.
Un cambio de mentalidad y dar las gracias por la noche ayudan bastante.
3) Gradúa tus lentes de ver el mundo
Hay muchas personas que usan “lentes de cristales opacos”, aunque a simple vista parece que no tienen ningún “problema de visión”.
Otros, en cambio, están provistos de lentes transparentes, que les permiten ver las cosas con claridad y nitidez.
La diferencia es simple: el nivel de consciencia.
Cuando adoptas un nivel de consciencia mayor al que tenías anteriormente, empiezas “a ver cosas” que antes no veías.
Empiezas a fijarte en cosas que antes pasaban desapercibidas.
Empiezas a preguntarte cosas que antes no considerabas.
Y lo más importante, empiezas a encontrarle un sentido a lo que haces cada día. Empiezas a conocer para qué haces las cosas.
Te invito a aumentar tu consciencia en tus acciones diarias y a empezar a dejar de vivir automáticamente, por inercia.
Aumenta tu capacidad de decisión aumentando tu rango de posibilidades y eleva tu vida al siguiente nivel con esta palabra tan importante: consciencia.
Actualmente soy consciente de muchas cosas que hace un año pasaba por alto.
Por desinterés. Por no saber que existían. Por no conocer su importancia. Por no parar a reflexionar un rato. Por no usar “las lentes correctas”.
Toma consciencia de tu vida y ya «verás» qué diferencia.
Consciencia en la vida diaria: mi caso
Me ocurrió el otro día una metáfora sobre esto que quiero comunicarte.
No me funcionaba Internet en el ordenador portátil y como vi que era ya más tiempo de lo habitual, decidí poner mi teléfono móvil en función Wifi-hotspot.
De esta forma puedo conectarme desde el portátil y tener internet 4G de mi proveedor de telefonía móvil (apuesto a que tú lo has hecho más de una vez también).
El caso es que seguí esperando durante unos segundos y actualicé la página 3 veces. El icono de abajo a la derecha de la pantalla seguía marcando “No Internet”, lo que me pareció extraño.
Cuando hago esta operación siempre coge señal muy rápido. Así estuve unos segundos más hasta que me di cuenta de que no había cambiado manualmente la señal Wifi que quería que mi portátil tomara.
Simplemente seguía intentando conectar a la antigua señal, no a la de mi teléfono.
Me parece acertado ver este hecho como un claro ejemplo en tono metafórico de que no podemos acceder a nueva información si anteriormente no hemos cambiado de sintonía. De canal. De señal.
Y eso siempre implica tomar consciencia.
4) No seas de los que quedarían atrapados en el tiempo
Hay una película que me encanta que se llama “Atrapado en el tiempo” (el Día de la Marmota) y que te recomiendo que veas ya.
Es un claro ejemplo de cómo alguien que tiene una forma de ser horrible y antipática termina cambiando y elevando su vida a otro nivel.
En la película, el protagonista simplemente no puede vivir el día siguiente (el día de mañana) si antes no cambia su negativa forma de ser.
Así, se ve inmerso en un día que se repite, y se repite y se repite hasta que se da cuenta de que nunca saldrá de ese bucle si él no cambia internamente.
“Es un castigo de la vida hacia esta persona por ser como es”.
Evidentemente esto no sucede en la realidad, pero si sucediera, ¿serías tú uno de los que quedarían atrapados en el tiempo?
Cada día es una oportunidad para mejorar, para ser mejor que ayer y para dejar una huella en las personas y en el mundo.
Gánate el merecimiento de “pasar al siguiente día” cada 24 horas .
Cuestión de zombies
¿Te has dado cuenta de que a tu alrededor hay personas que van por la vida como zombies?
Sin pensar en lo que hacen. Sin parar un segundo a levantar la cabeza. Sin decelerar el ritmo.
Como Emilio Duró dijo: “hay personas que están muertas a los 20 pero que se les enterrará a los 80”.
Al hilo de lo que te comentaba de la película anterior, pero desde otro punto de vista, te invito a dejar de vivir todos los días como si fueran iguales y encontrar un sentido a lo que haces.
5) No seas como el elefante
Aunque pertenece al saber popular, quería contarte la anécdota del elefante encadenado.
No sé de dónde salió este relato, pero hasta donde sé, es una enseñanza del genial Jorge Bucay.
Básicamente nos hace ver el poder que tiene en nosotros el decir “no puedo”.
El relato habla de cómo un elefante adulto estaba atado en un circo a una estaca pequeña por unas cadenas gruesas.
Parece evidente que el elefante, con toda su fuerza, es muy capaz de arrancar la estaca de cuajo y salir del circo si así lo deseara.
Sin embargo, aunque quiere, no lo intenta. ¿La razón?
De pequeño, cuando era frágil y débil, intentó soltarse de esa estaca día tras día y nunca lo consiguió.
Desde ese momento grabó en su mente que no podía soltarse.
Y desde entonces no intenta escaparse, porque “cree que no puede”.
Creo que es una genial metáfora de lo que pasa en nuestras vidas. Yo el primero.
Creemos que “no podemos” hacer determinadas cosas.
La verdad es que muchas de ellas “no pudimos” hacerlas cuando éramos pequeños, o algún tiempo atrás. Otras, ni siquiera las hemos intentado alguna vez.
Te recomiendo que cuando creas que no puedes, pregúntate estas dos cuestiones:
¿no puedo ahora o no pude en el pasado?
¿lo he intentado alguna vez?
Algunas veces ocurre que eres capaz de hacer eso que pensabas que no podías.
¿Mi ejemplo personal? Estar escribiendo para ti ahora mismo o haber vencido mi miedo de hablar en público ante 40 – 50 personas.
Ahora tú
¿Vas a tomar las decisiones a partir de ahora desde el amor?
¿Vas a vivir desde la responsabilidad?
¿Vas a tomar consciencia y dejar de estar atrapado en el tiempo?
¿Vas a intentar eso que crees que no puedes hacer?
Ojalá estas ideas te hayan hecho reflexionar y mejorar. ¡Todos los días son buenos para aprender y practicar algo nuevo!
En unos días compartiré contigo la segunda parte de este post.
Te veo en los comentarios!!
Hasta entonces.
Un placer escribir para ti, amig@.
Miguel Ángel
¡Compartir es mejorarnos!
Hola…
Hace algo así como un año y medio que tuve mi despertar de consciencia… fue increíble.
Desde entonces procuro mantenerme «despierta»,aunque las circunstancias y el cansancio hagan mella. El caso es que estoy en la encrucijada de decidir si me presento a oposiciones o me dejo llevar por una pasión que me hace vibrar en consonancia.. escribir mi novela.
Me gusta ser profe, pero se que no voy a estudiar motivada.
Todo mi ser me dice:ponte a escribir, ya. Tienes una misión.
Me lo puedo permitir. Llevo renegando de mi talento toda la vida, por miedo a no poder labrarme un futuro con ello.
En fin… estoy en modo Vaiana, mirando el océano.
Lo que no se es si quiero tirar por el camino literario solo por no ponerme a estudiar…
Alguna sugerencia?
Hola María Eugenia,
Gracias por tu comentario tan personal. Primero de todo, bienvenida al club de los «despiertos»!! La verdad es que es una gozada ver la vida desde otro grado de consciencia. Te felicito por ello y por intentar cada día mantenerte «despierta».
En cuanto a tu pregunta, siempre me gusta ser cauto, debido a que desconozco tus circunstancias, tu vida y a ti misma 🙂 Pero sin duda te propongo hacerte las 15 preguntas que yo me hice hace aproximadamente lo mismo que tú, 1 año y medio, para tener más claro que quiero hacer. Las tienes en el post pero por si no las viste, te las pongo aquí también:
https://enciendemivida.com/tu-proposito/
Por otra parte, creo que sabes lo que te voy a proponer y te lo voy a decir con una frase del libro de Las Enseñanzas de Don Juan:
«Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte […]Puedo decir que en mi vida he recorrido caminos largos, largos pero no estoy en ninguna parte. […] ¿Tiene corazón ese camino? Si tiene, el camino es bueno, si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte. El otro te debilita.»
Algo que personalmente me funciona mucho y que te invito a hacer es darte un paseo lejos de casa (o incluso irte fuera de tu ciudad) y regalarte silencio al lado de Naturaleza. En ese marco serás capaz de tomar mejores decisiones y, sobre todo, de escuchar tu intuición: ella sabe lo que quieres. Ten mucho en cuenta lo que sientes cuando piensas sobre ello. Las emociones existen para ayudarte a decidir.
De todas formas María Eugenia, envíame un email a miguel@enciendemivida.com con un poco más de contexto para que pueda ayudarte más y mejor. Estaré encantado de ello 🙂
Un abrazo y muchas gracias por comentar!
Como de costumbre, muy acertado y provechoso.
Hola Conchita,
me alegro de que te guste y puedas sacar conclusiones como «acertado y provechoso» 🙂
Un abrazo!