¡Compartir es mejorarnos!
Hoy otro día más de estrés. Ya van unos pocos.
Eres consciente de ello y sabes que tienes que cuidarte más. Pero buscas siempre el momento perfecto para pensar cómo cambiar esa situación.
En tu diálogo interior te cuentas cosas del tipo:
“Hoy no voy a poder pero mañana fijo”.
“A ver si saco un rato esta tarde o llega el finde y descanso un poco”
“Esto es un no acabar, no paro ni en casa”
“A ver si llega ya el día 22, empiezo las vacaciones y desconecto”
Y día tras día lo dejas pasar.
Y es que siempre subestimamos el poder de las pequeñas cosas.
No es necesario tener 2 horas libres para hacer un breve ejercicio de reflexión y ponerte a reconducir las cosas. O tu estrés. O tu vida.
Volvemos a caer en el error de no saber qué es importante en nuestras vidas.
Nos vamos dejando llevar hasta que un buen día algo de gran magnitud ocurre.
¿Y entonces qué viene? Empieza por “L” y ya lo sabes.
Las lamentaciones (que no sirven para nada, por cierto).
Y el “¿cómo no me di cuenta antes?”, o el “¿por qué no empecé a hacer esto antes?”.
Lo peor es que uno cree que no cometerá esos errores, cuando seguramente ya los está cometiendo.
Aprende a parar de vez en cuando
Seguramente hayas escuchado alguna vez una frase similar a esta:
“La vida es como las bicicletas, si te paras te caes”.
Pues quiero decirte que hace falta parar de vez en cuando.
Y no me refiero solamente a descansar, sino a parar para recapacitar. Para pensar.
Hacer un breve ejercicio de reflexión. Un alto en el camino de tu vida personal y/o profesional.
Una parada estratégica.
Un breve ejercicio para reflexionar
En el breve artículo de hoy quiero compartir un pequeño ejercicio para reflexionar y recapacitar mediante el audio de 5 minutos y medio que comparto contigo.
Cuantas más cosas te vengan a la cabeza, mucho mejor. Presta atención a cómo te sientes.
La clave de este breve ejercicio de reflexión no puede ser más hermosa: ponte en paz con tu pasado, con el Universo y con la vida.
Y como dice Jorge Bucay: “imagina que estás en un lugar. Imagina que cierras los ojos y que dejas que mi voz te lleve”.
Aquí tienes el breve ejercicio de reflexión en formato texto, por si prefieres leerlo a escucharlo.
Imagina que te encuentras en un lugar maravilloso. Estás respirando aire puro, lejos de la contaminada ciudad. A tu alrededor emerge una gran variedad de árboles frutales, frondosos prados y mariposas de colores.
Tu vista alcanza al fondo un río y, más al fondo aún, unas preciosas montañas.
Andas sin zapatos, por el cómodo césped del verde sendero.
Mientras caminas, ves una preciosa escalera de madera. Como si tu instinto te guiase, bajas la escalera, que conduce a una cabaña, rodeada de increíbles plantas y fauna de múltiples variedades y tonalidades.
En ella, las ventanas estás entreabiertas y distingues que la puerta principal también está ligeramente entornada.
Golpeas suavemente la puerta, pero nadie contesta. Decides asomarte y aprecias la figura de un bebé, de unos 2 años de edad.
Se encuentra correteando por la casa y cuando te ve esboza una sonrisa.
Ese bebé tiene una sonrisa que te resulta familiar y unos ojos que se clavan en tu mirada, perfectamente iguales a los tuyos.
Ese bebé eres tú.
Sin dudarlo, tomas al bebé en brazos.
Le mimas.
Le acurrucas contra tu pecho.
Le sientes muy cerca.
Le mimas nuevamente.
Le miras.
Y con un hilillo de voz le dices: “perdóname por tantos años de dolor.
Te amo. Te quiero.
Lo siento por el tiempo que no te he hecho caso. Que no he estado a tu lado”.
Le abrazas. Le quieres profundamente.
En ese momento ves que el bebé se hace poco a poco cada vez más, y más, y más pequeño y lentamente se introduce en tu corazón.
En ese momento te sientes en paz total.
Sales de la cabaña, subes de nuevo las preciosas escaleras de madera y ves nuevamente el increíble paisaje.
Pero ahora, a diferencia de antes, con profunda paz interior.
Si has sido capaz de sentir lo que yo sentí al escuchar este breve ejercicio de reflexión de los labios de una ponente en el Expocoaching 2018 al que asistí en Febrero, espero que te haya servido para unirte más a ti mismo.
Que te ha valido para relativizar tus problemas, para ver las cosas desde otro punto de vista y, sobre todo, para estar en paz contigo mismo.
“Vive en un contentamiento constante. Sé feliz con lo que tienes sin dejar de luchar por lo que quieres”.
Un placer escribir para ti, amig@.
Miguel Ángel
Ahora tú
Cuéntame si te ha servido este pequeño ejercicio para reflexionar un poco y para sentirte con más paz interior. Por supuesto, “feel free” de compartir el audio, el texto o ambas cosas con quien quiera que desees.
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Cuídate.
¡Compartir es mejorarnos!
Hola Miguel Ángel,
¿Qué tal?
¡Excelente artículo para reflexionar! Me ha encantado y creo que es muy importante para tomar consciencia de que muchos viven en una vorágine de quehaceres asociadas a la rapidez e inmediatez.
Y si no nos preguntamos para qué hacemos lo que hacemos a veces es difícil salir de allí. Es fácil parar pero reflexionar, tomar consciencia y cambiar es un poco más complicado. Ir acelerado a veces resulta más cómodo (haces y no piensas) y además, está bien visto y valorado.
También muchos hemos sido programados para ello con frases como: “hay que trabajar duro”, “hay que sacrificarse”, “hay que trabajar mucho”, “es lo que hay”, «no se puede parar», “si te paras caes” etc. Me lo llevo al trabajo porque creo que es una de las mayores fuentes de estrés de hoy en día y veo a mucha gente que se desvive por su trabajo. No digo que no hay que trabajar, pero con cabeza porque cuando sacrificas tu salud mal vamos.
En mi opinión también hay que valorar otras cosas como la lentitud, la presencia y la capacidad de escucha de uno mismo y de los demás. Y el ejercicio que propones me parece muy bueno para ello, al final tú eres lo más importante.
¡Un fuerte abrazo!
Pamela
Hola Pamela,
qué alegría tenerte por aquí. ¡Pedazo de comentario!
Suscribo tus palabras, en especial cuando dices que hay mucha gente que se desvive por su trabajo. Trabajar es necesario y no hay nada malo en ello. El problema es que hoy en día se ha llevado a límites insospechables y, como bien dices, está bien visto.
Según comenta Sergio Fernández, está mal visto casarse con una mujer sólo por dinero, pero está bien visto ir a un trabajo sólo por dinero.
Creo que hay que ser conscientes de lo que dijo el Dalai Lama: «las personas pierden la salud para ganar dinero y luego, pierden el dinero para recuperar la salud».
Como siempre, un equilibrio es lo más acertado. Si el entorno o situación no favorecen, ahí es donde uno/a tiene que empezar a tomar responsabilidad de su vida y empezar a trabajar en sus creencias (como muy bien enumeras tú. La que más me gusta es la de: «es lo que hay». Menuda bobada).
¡Un abrazo Pamela y gracias por comentar!
Está muy bien para desconectar, al menos por un momento, de todo lo que hay de negativo a nuestro alrededor
Exactamente Conchita. Teniendo el hábito de (al menos una vez a la semana) pararse a pensar y reflexionar unos minutos sin duda se consigue más consciencia y una percepción de las cosas más relativa.
Un abrazo y gracias por tu comentario