Ahora que ya conoces más acerca del apasionante mundo de los hábitos, te voy a invitar, compañera, a sumergirte conmigo un poco más en sus profundidades.
Al igual que ocurre en el poema de Lope de Vega, el poder de los hábitos sólo lo descubres cuando los realizas. Ya sabes: quien lo probó, lo sabe.
En mi caso particular, hace ya casi 3 años y medio que los hábitos comenzaron a ser parte de mi vida.
A raíz de auto despedirme de mi trabajo, comencé a experimentar y a comprobar lo que los expertos comentaban respecto a su poder.
De esta forma, poco a poco comencé a sentirme mejor, menos estresado, más sano y, sobre todo, más vivo.
Apareció la conexión con mi esencia, aquella que permaneció apagada durante 32 años, y mi vida tomó un cariz diferente, siendo más respetuoso con otros seres humanos, escuchando más que hablando y liderando mi vida.
En otras palabras, tomé consciencia de mis actos y pensamientos.
En esta atmósfera de crecimiento personal, surgió en mí la idea de crear un blog sobre lo que había estado dedicándome todo ese tiempo: los hábitos saludables.
Y por haber experimentado diariamente con el fascinante mundo de los hábitos y haber consolidado mi proyecto, es por lo que estoy hoy aquí para contarte lo que hay detrás de este mundillo.
Hechas las presentaciones, comencemos por el principio.
Un poco más acerca de este concepto
Los hábitos se crean en tu cerebro, en el ganglio basal y, según las últimas investigaciones en la Universidad de Duke aproximadamente el 45% de las acciones que realizas a diario no son decisiones, sino hábitos.
Además has de saber que según un importante estudio de 2009 en el University College de Londres, sabemos que un hábito se crea (o se cambia) a los 66 días de realizarlo continuamente.
Por último, ten en mente que cuando ganas un hábito éste ya no se pierde, sólo se puede cambiar por otro (según este estudio del MIT).
Teniendo esto claro, a continuación te presento los hábitos que más me han transformado (y que los que estudiamos este mundillo coinciden en recomendar) para elevar la calidad de tus días progresivamente.
Quiero que te quede claro que TODOS ellos los he adoptado en mi rutina y, como he visto que funcionan, te invito a que los implementes tú también.
Son todos hábitos relativos a la productividad personal, a la gestión de tus prioridades y al disfrute del transformador camino que conlleva todo proceso de cambio. En pocas palabras: hábitos que te permiten avanzar en tu reinvención.
Únicamente te pido que abras tu mente y dejes que tu espíritu se nutra de nuevas ideas. Ya pensarás después de manera racional cuáles te quieres pedir para ti.
Vamos a por ello… ahora mismo.
Hábitos para avanzar triplicando tu productividad
En la sociedad actual del “no tengo tiempo”, la primera pregunta que te invito a responder es: ¿para qué quieres más tiempo? O dicho de otra forma: si tuvieras 25 horas al día, ¿en qué invertirías esa hora extra?
Cuando una tiene un para qué, el tiempo se encuentra de alguna forma.
Un concepto pilar que quiero que te lleves a casa en el día de hoy es que no consiste en gestionar el tiempo, sino en gestionar tus prioridades. Esto es, gestionarte a ti misma. Es decir:
* saber en qué momento del día rindes más (tienes mayores niveles de energía)
* qué se te da mejor
* qué te cuesta más hacer (para hacerlo lo primero)
* conocer si estás durmiendo más o menos de lo que necesitas
* y la clave de todo: conocer qué es lo importante para ti y a qué quieres dedicar el tiempo
Yo hace 2 años no tenía un para qué (ahora lo tengo que es mi blog Enciendemivida) por lo que no me levantaba a las 5:30 o 6 de la mañana (como ahora hago) entrando al trabajo a las 10.
Con esto pretendo haberte puesto en contexto y que hayas tomado consciencia de que si sabes para qué quieres más tiempo, la consecuencia natural será que lo encuentres y lo utilices con sabiduría. Y ahora sí que sí, he aquí la saga de hábitos para triplicar tu productividad:
1) No vuelvas a decir “no tengo tiempo”
Doctor: ¿Qué le sucede?
Paciente: Que me falta tiempo.
Doctor: ¿Ah sí? ¿Sus días son de menos de 20 horas?
Paciente: no, no es eso.
Doctor: entonces lo que le pasa es que aún no sabes gestionar bien tus prioridades.
Tengo que reconocer que esta expresión se me escapa alguna vez, pero la tengo controlada y rectifico al instante.
Tienes el mismo tiempo a lo largo del día que cualquier otro ser humano. Otra historia muy diferente es cómo lo aprovechas y en qué.
El síndrome del “no tengo tiempo” es una mentira que te cuentas. Tienes tiempo, el problema es que te queda esa sensación de no tenerlo cuando lo utilizas en lo que no es realmente importante para ti.
No es motivo de esta sección, pero la ciencia hoy sabe que nuestras palabras moldean nuestras emociones y alteran nuestra forma de ver las cosas.
Cuando te veas articulando estas 3 palabras te invito a que cada vez que se te escape no tengo tiempo lo cambies por:
♦ si es un diálogo con otra persona acerca de algo pasado, di mejor “no tuve la posibilidad/oportunidad de hacer..”
♦ si es un diálogo con otra persona acerca del presente, di mejor “no es prioridad para mí ahora mismo” o “prefiero hacer otras actividades que son más importantes/prioritarias para mí ahora”.
♦ si es una conversación contigo mism@, di mejor “aún no gestiono bien mis prioridades”.
La diferencia es abrumadora. No quiero que me creas, sólo espero que lo pruebes.
2) Céntrate en 1 sola cosa cada vez: ¡pon foco!
Hoy en día sabemos que nuestros pensamientos son energía. Es decir, que son tan reales como el calor, la electricidad o el viento.
Esto quiere decir que si logras concentrar esa energía, estarás obteniendo el mismo efecto que un rayo láser incidiendo en un punto (lento pero focalizado), o que la radiación de ondas concentradas en una antena parabólica.
Por contraposición, tendemos a actuar como el flash de una cámara de fotos (rápido pero disperso) para no llegar finalmente a nada.
Así que el hábito que te propongo es poner foco. Pon foco en cada momento en lo que haces y ten en la cabeza una sola tarea a la vez. Puedes ayudarte a concentrarte con música como ésta.
3) Elige muy bien la información que consumes
Mi invitación es que no permitas que en tu cabeza entre información que te destruya, haga que te alejes de tus sueños, palabras de derrota y fracaso, de victimismo…
Quizás ya lo hayas adivinado: lo primero para ello es eliminar el consumo de televisión, empezando por los telediarios y los reality shows.
Has de saber que tus pensamientos son el primer eslabón que condiciona tu vida, porque estos pensamientos te llevarán a una forma de sentir y con ello de actuar que te dará unos resultados ¡ojo! independientemente de si es lo que quieres o no.
La secuencia es la siguiente:
Cuando cambias tus pensamientos, cambias tus emociones.
Cuando cambias tus emociones, cambias tus acciones.
Cuando cambias tus acciones, cambias tus hábitos (en 66 días de media).
Teniendo esto en cuenta, si la información que introduces en el jardín de tu mente (consciente o inconscientemente) es nociva y drena tu energía, estarás destinada a que tus resultados sean de la misma índole.
Esta es mi propuesta y soy consciente de que quizás no te guste, pero recuerda que si haces lo que pocos están dispuestos a hacer durante un tiempo, podrás disfrutar durante mucho tiempo de una vida a la que muy pocos podrán acceder.
4) Aprovecha el transporte público
Te propongo que conviertas tus viajes en transporte público en una Universidad ambulante. Esto es, utilizar el transporte de manera efectiva.
Seguramente pases entre 1 y 2 horas al día en el autobús, metro o tren. Eso es mucho tiempo como para no aprovecharlo.
Te invito a alguna de las siguientes ideas mientras estás en el transporte público:
Idea 1) Utilízalo para aprender y educarte: lee un libro (no valen noticias de Facebook ni cosas parecidas) o escucha podcasts. En general, cualquier material que te haga mejorar como persona o que te haga aprender algo importante o útil.
Idea 2) Utilízalo para descansar: esto sólo te propongo hacerlo en el trayecto de vuelta a casa (en el de ida no debes ir cansado. Si es así, revisa cómo duermes, la calidad de tu sueño y el próximo hábito número 7).
Puedes ponerte música, cerrar los ojos y relajarte o, mi preferida, una mini siesta (¡que sienta de maravilla!) y hace que cuando llegues a casa estés con energías renovadas.
Idea 3) Si puedes sentarte, utilízalo por la mañana para planificar tu día.
Si no realizas alguna de estas actividades, tenderás al entretenimiento, a ver cualquier vídeo que no has elegido ver (sino que ha sido expuesto para que veas), hacer cualquier cosa con el teléfono móvil que no has elegido hacer (sino que has sido recomendado a hacer), etc.
Creo que ya me entiendes. Al final llegas más cansad@ a casa y no has hecho nada que valga la pena. Quédate con esta frase: “las personas de éxito invierten su tiempo en aprender. Los demás, en entretenerse”.
Si no te gusta tu trabajo (como a la mayoría de las personas y como me ocurría a mí), te invito a empezar tu día real (el que te interesa, el que te aporta sentido a tu vida) en tu transporte público, ya sea por la mañana o por la tarde.
5) Descansa en tus descansos (cuerpo y mente)
El hábito que te invito a practicar es el de invertir el tiempo de descanso entre tareas a descansar. Perdón por la obviedad, pero es la obviedad obviada.
La clave radica en que no va tanto de descansar muchas veces (5 min descanso cada hora de trabajo deberían valer), sino de descansar correctamente.
Si en tus descansos cortos estás revisando información, chequeando tus Whatsapps o pensando en qué vas a hacer de cenar, mal vamos.
El descanso sirve para descansar tu cuerpo y tu mente.
Así, te propongo el descanso corto que a mí me resulta más efectivo: salir a la calle y dar una vuelta de 5 minutos simplemente observando el paisaje (sin pensar en mis cosas), estando con atención plena en el presente (mindfulness).
Otras alternativas son:
- ir al servicio.
- comer alguna fruta en un sitio que no sea tu escritorio o despacho.
- escuchar música suave mientras das un paseo o descansas.
En general, la clave está en desconectar, para así poder continuar trabajando productivamente.
6) Échate una siesta
Soy consciente de que no a todas las personas les sienta bien una siesta después de comer, pero si eres una de ellas (como yo) no sabes el potencial de productividad que te estás perdiendo si no la practicas.
Quiero que te quites la creencia de que la siesta es de vagos. La siesta no es de vagos, es de inteligentes.
Descansas tu cuerpo pero, sobre todo, tu mente (recuerda: gestionarte a ti misma).
El tiempo óptimo recomendado es de unos 20-25 minutos y sientan de maravilla (te lo digo yo!).
Si eres de las que trabaja en un empleo por cuenta ajena, basta con comer en 35-40 minutos y reservarte el resto para dormir.
¿Dónde? En el coche (si lo usas para ir al trabajo) o en el servicio (te cierras la puerta y descansas encima de la taza del water). No es broma, yo lo he hecho y (si no te duermes) al menos has descansado una barbaridad y sienta casi igual.
7) Duerme lo que necesites (quizás el hábito más importante para ser productivo)
Se habla mucho de las horas recomendables para dormir. Soy de la opinión que cada persona tiene diferentes necesidades en este aspecto y tú mejor que nadie sabes cuándo no te sientes descansada y cuándo sí.
Decía Unamuno (famoso por ser un dormilón) que era cierto que dormía más que los demás, pero que también era cierto que cuando estaba despierto, estaba más despierto que los demás.
Así te propongo decidir qué número de horas necesitas para sentirte descansada. Siento (porque así lo he vivido) que no hay mejor hábito para ser productiva que haber dormido bien.
Y para ello:
ο cuida los 10 minutos antes de irte a dormir
Cómo terminas tu día influye profundamente en tu calidad de sueño, y por tanto, en cómo empiezas el siguiente día.
Pautas:
* ambiente relajado
* olvídate de lo que tienes que hacer mañana
* “desenchúfate” de todo lo “desenchufable” (móvil, televisión, radio, tablet, laptop…)
* quédate libre de ruidos
ο Custodia y venera los 10 minutos después de levantarte
Te animo a que sean en silencio, libres de aparatos electrónicos y de información.
Deja tu mente tranquila 10 minutos antes de empezar el día. De lo contrario, empezará a preocuparte con reuniones, número de emails a responder y otras cosas más.
Te propongo encarecidamente que no se te vaya la mano a tu teléfono móvil. Es seguramente tu peor enemigo nada más despertarte. Si lo usas como alarma, simplemente sigue utilizándolo como tal 🙂
8) Levántate antes y vete a la cama antes
Este es uno de los hábitos que coinciden en tener la mayoría de los millonarios.
Según este estudio realizado a 21 millonarios, la mayoría se acuesta antes de las 11 de la noche. Toma nota.
FOTO 1
Igualmente, se levantan pronto para comenzar su día.
FOTO 2
Cuando te invito a levantarte pronto (como yo hago) no quiere decir que duermas poco, sino que duermas lo que necesitas al irte a la cama antes.
Y para ello te propongo que te olvides de la tele por la noche (bueno, ya sabes, en general). Si lo que ves allí es más importante para ti que el objetivo por el que quieres tener más tiempo, valora si de verdad quieres tener más tiempo.
¿Y cuál es el sentido de levantarte pronto? En el siguiente hábito te lo comparto.
9) Domina las mañanas
¿Por qué? Porque:
– Tu Fuerza de Voluntad es máxima.
– Tu nivel de energía es máximo (has descansado).
– Tienes mayor claridad de ideas.
¿Para qué?
Para realizar ese objetivo, proyecto o hobby que no practicas cada día y por lo cual tienes la sensación al final del día de que no tienes tiempo.
Cuando dedicas un tiempo por las mañanas (antes de ir a trabajar) para realizar aquello que es significativo para ti, el día toma otro cariz. Lo importante del día ya lo has hecho así que ya no te vas ni un día más a la cama con esa horrible sensación de “no me da tiempo para nada”.
Como te he comentado, me levanto cerca de las 5:30 o 6 de la mañana y utilizo ese tiempo para planificar el día y realizar unas cuantas tareas importantes para mí, al margen del trabajo. Ajústalo a tu caso y espero que lo pruebes.
Todo esto está muy bien pero…
Todos estos hábitos que hemos visto te van a acercar a tener una mejor relación con el tiempo y a hacer lo mismo que hacías antes pero en menos tiempo.
Eso está bien, pero no es suficiente. Puedes ser muy productiva, pero si quieres hacer 25 cosas cada día, te dará tiempo a 6 o 7. Sí, es más que antes (que hacías 4 o 5), pero no alcanzas.
Por ello mi proposición es que combines los anteriores hábitos con los que te presento en el siguiente apartado: aquellos que harán que te enfoques en lo importante de verdad (para ti, no para otros).
Hábitos para avanzar mediante una excelente gestión de prioridades
La horrible sensación de que “se me pasa el día”, de que “no me cunde” o de que “no tengo tiempo para nada” es simplemente la raíz de una escasa, pobre o nula organización.
Poner en marcha la serie de hábitos que te voy a presentar en unas líneas quiere decir centrarte en pocas cosas día a día pero consistentemente.
Aquí vas a conocer cómo eliminar, automatizar, delegar, planificar y priorizar tus tareas, para (sólamente después) aplicar las técnicas vistas en el apartado anterior para ser más productivo.
1) Elimina tus distracciones
Las distracciones es aquello con lo que te interrumpes a ti misma.
Aquí te presento la mega guía práctica para eliminar distracciones en tu móvil y PC, que son principalmente los dos medios que más nos distraen hoy en día.
Con todo esto, define tiempos específicos para tus distracciones. De lo contrario, éstas gobernaran todo lo que hagas.
2) Reduce al máximo las interrupciones
Las interrupciones es aquello con lo que los demás te interrumpen.
En líneas generales las sufrirás en el trabajo, por lo que aquí te presento 5 sencillos trucos para evitar ser constantemente molestada y defender tu tiempo.
3) ¡Haz menos cosas!: elimina tareas
Todos tenemos o hemos tenido “to-do list” que con el tiempo se van haciendo más grandes.
El propósito de este hábito es eliminar todo aquello que no sea realmente importante para ti y quedarte con lo que sí lo es.
Sabes igual que yo que hay ciertas tareas que no harás nunca (aunque estén en tu lista) porque al no ser prioritarias para ti nunca encontrarás el momento y el tiempo.
Así que antes de seguir con los demás pasos, primero elimina lo que no necesitas.
4) Automatiza
Una vez eliminado y reducido lo que te distrae, interrumpe y no necesitas, el siguiente paso es automatizar.
Con esto me refiero, en el día a día, a darte cuenta de todas las actividades que una máquina puede hacer por ti.
¿No sería mucho mejor poner un filtro en tu correo de Gmail o de Outlook que te permita llevar ciertos emails a una misma carpeta en lugar de hacerlo tú manualmente?
¿No sería mucho mejor tener una plantilla para no tener que escribir siempre el mismo encabezado o cierre de email?
¿Qué hay de tener un fichero o un programa con todas tus contraseñas en vez de tener que recordarlas?
Pero también me refiero a aquellas actividades que haces repetitivamente o de igual forma todos los días.
Te propongo a hacer estas (que yo hago):
-hacer la compra semanalmente y por Internet (era reacio pero ahora por 3 euros me la traen a casa y no, no baja la calidad).
-cocinar cena y comida a la vez, varias comidas juntas o comida para varios días.
-revisar los emails 2 veces al día y, salvo que sea necesario, respondo en momentos claves (cuando los demás están comiendo o terminan su jornada).
-chequear las redes sociales y el whatsapp 1 vez al día (por la noche). Si algo es urgente, que te llamen.
Con estos anteriores hábitos, te aseguro que consigues sacar minutos cada día por arte de magia.
5) Delega
El siguiente paso es delegar.
La idea es que no lo hagas todo tú, aunque sepas hacerlo. ¿Te toma mucho tiempo hacer una determinada tarea o no te gusta? Deja que lo haga a alguien que sabes que también sabe hacer esa tarea (familiar, amigo, compañero de trabajo…). Quizás no lo hace tan bien como tú, pero ya mejorará.
Adicionalmente, si piensas un poco, seguro que encuentras algo que actualmente haces y que otra persona podría hacer por ti en menos tiempo o mejor.
La clave de delegar ciertas tareas es que las dejes claramente definidas.
Al delegar, algunas veces tendrás que rascarte un poco el bolsillo (recuerda que el recurso más importante que tienes es el tiempo, no el dinero, ya que el primero es limitado).
Otras veces no, pero piensa qué tareas podrías delegar y así salvar un poco más de tiempo para lo importante.
Delegar es genial, porque permite liberarte de tareas y, al mismo tiempo, dejar brillar a otras personas enseñando sus talentos.
6) Planifica tu trimestre
Como resumen hasta aquí, ya hemos visto que has de preguntarte, ante cada tarea, si ésta se puede eliminar.
Sino, si se puede automatizar y si no es así, si la puede hacer otro (delegar).
Si todo lo anterior no es posible, entonces es cuando la haces tú (pero que sea la última opción).
Y antes de ponerte a hacer algo como una loca, es crucial planificar.
Este hábito quizás guste menos, pero es realmente necesario en cualquier avance que quieras hacer en tu vida.
Siempre recuerdo la frase del genial Emilio Duró: “Hay gente, a día de hoy, que todavía cree que si come zanahoria cagará tomates. ¡No! ¡Si comes zanahoria cagarás zanahoria!”
Si haces lo mismo de siempre, conseguirás los mismos resultados de siempre.
Nuevos resultados únicamente se consiguen con nuevas acciones. Y la mejor forma que conozco para realizar nuevas acciones es con un plan a medio-largo plazo (al menos 3 meses).
Quiero compartir contigo la enorme importancia de planificar objetivos a largo plazo, para ir “a tiro hecho” en el corto plazo.
El orden más natural es el siguiente:
Paso 1): planifica tus objetivos trimestrales, asignando 2 o 3 objetivos a cada una de las semanas del trimestre. Es vital que estos objetivos sean SMART.
Paso 2): planifica tus semanas (en mi caso lo hago todos los domingos), asignando qué quieres conseguir hacer cada día de la semana.
Paso 3): planifica tus días (en mi caso, todas las mañanas, pero es igualmente válido hacerlo la noche anterior).
De esta forma, irás de una perspectiva macro a una perspectiva micro, teniendo siempre un fin en mente (objetivo semanal o trimestral).
Por si te sirve de inspiración, te comparto el archivo Excel de mi planning trimestral de abril a junio, por si te puede servir de inspiración o guía en tus próximos objetivos.
En el archivo verás 2 tablas:
-la primera, con los objetivos y tareas de cada mes (las que están en azul no las conseguí realizar).
-la segunda, con las tareas específicas con las que lleno las tareas de la primera tabla.
Puedes utilizarlo como guía, copiarlo o imprimirlo, ¡no tengo nada en contra!
¡Espero que te sea de utilidad!
7) No es lo mismo trabajar que organizar el trabajo: planifica tu día de hoy con esta novedosa solución asiática
Si tú no organizas tu vida, hay otros que están dispuestos a organizarla por ti.
Una vez que ya tienes el mapa de ruta (tu plan trimestral y semanal) el siguiente paso consiste en utilizar la solución asiática que te presento aquí.
Con esta herramienta podrás llevar una vida mucho más organizada siguiendo los 6 pasos que te invito a llevar a cabo.
Este hábito es vital. Esta solución es tu brújula, un lienzo en blanco en el que diseñas tu día.
Gestionarla significa gestionar tu día y gestionar tus días significa gestionar tu vida.
8) Evita a toda costa la procrastinación
Como último hábito de esta sección, te voy a compartir 10 geniales trucos para evitar procrastinar (aplazar, postergar) y pasar a la acción.
Está estudiado que los seres humanos tendemos a aplazar todo aquello que no nos produce una recompensa o gratificación instantánea o a corto plazo.
Aquí te cuento qué es exactamente este concepto, los 2 tipos de procrastinación que existen, las 7 principales causas por las que muy probablemente procrastinas y el mapa de ruta con las soluciones que ojalá hubieras conocido antes para dejar de procrastinar y entrar en acción.
Hábitos para avanzar, disfrutar del camino y divertirte
¡Hey! no todo es productividad, seriedad, trabajo y tareas.
Aquí te presento más hábitos (ya llevamos unas cuanta ideas eh?) para avanzar con paso firme, saludable y armonioso.
1) Afila la Sierra
Una de las palabras más importantes en el desarrollo como persona es, bajo mi punto de vista, equilibrio. Y el mejor hábito que conozco para llevar una vida equilibrada es el concepto de Afilar la Sierra.
Afilar la Sierra es necesario cuando estás tan ocupada “conduciendo” que no paras a “repostar gasolina”.
Afilar la Sierra es necesario cuando estás tan ocupada “cortando árboles” que no te has dado cuenta de que tienes la sierra “desafilada”.
Afilar la Sierra significa preservar el mayor bien que posees: tú misma. Significa la renovación personal en tus 4 dimensiones, a saber:
♣ Dimensión física
♠ Dimensión mental
♥ Dimensión espiritual
♦Dimensión social/emocional
Como has descubierto en el enlace anterior acerca de la novedosa solución asiática, las actividades importantes no urgentes son la clave para tu desarrollo personal diario. Y Afilar la Sierra pertenece a este segundo cuadrante de la Matriz de Eisenhower.
Afilar la Sierra significa renovarte, poco a poco, día a día. Renovar tu cuerpo, tu espíritu, tu mente y tus relaciones a la vez que te dedicas a lo que te dediques.
Es la inversión más poderosa que puedes realizar en tu vida: el invertir en ti misma.
Esto debe ser prioridad número 1 en tu vida. Tu trabajo, obligaciones, etc deberían secundar a tu inversión como ser humano, porque tu cuerpo, espíritu y mente son los únicos “instrumentos” con los que realmente cuentas para vivir. Atrófialos y te quedarás a medias, sin energía, sin rumbo, sin alma.
Afilar la Sierra es una metáfora de nuestras vidas. Muchas veces estamos tan ocupados cortando árboles que no tenemos tiempo de afilar la herramienta con la que los cortamos (mente, cuerpo, espíritu). Y esto indudablemente genera pérdidas de productividad, mayor esfuerzo, mayor cansancio, estrés, ansiedad, etc.
Mi invitación es que consideres dedicarle un ratito (la mayoría de las veces con momentos de 5 o 10 minutos sobra) a cada una de tus dimensiones todos los días.
En enciendemivida.com/blog encontrarás decenas de ideas de hábitos para implementar en tus días organizados por cada una de tus 4 dimensiones (en la pestaña del menú principal “Mejora día a día”).
A veces, cuando considero las tremendas consecuencias de las pequeñas cosas me siento tentado a pensar que no hay cosas pequeñas – Bruce Barton
2) Corre tu propia carrera
El ego vive literalmente a base de comparaciones – Un curso de milagros
El autor del famoso best seller El monje que vendió su Ferrari, Robin Sharma, cuenta en uno de sus podcasts que uno de los consejos que al implementarlo más le cambiaron la vida fue el de “Run your own race” (corre tu propia carrera).
Quiero compartirte que para mí el éxito es ser un poquito mejor que ayer.
Por ello te propongo el hábito de compararte contigo misma cada día, con nadie más. No sabes qué circunstancias tiene el otro. No sabes qué familia, apoyo, contactos, presupuesto, inteligencia o salud tiene el otro.
Únicamente conoces tus circunstancias, así que utiliza tu foco y energía únicamente en superarte a ti misma.
Por tanto, te invito a que cada vez que te descubras comparándote con alguien, recuerdes que la única comparación que sirve a partir de ahora es con la persona que fuiste ayer.
3) Da las gracias cada noche por lo ocurrido cada día
Este es otro de los hábitos más transformadores que te puedo proponer.
El hábito de la gratitud no tiene que ver con rezar o pedir. Es exactamente todo lo contrario: valorar lo que el día de hoy ha aportado a tu persona, aquello que ha ocurrido y que ha permitido que hayas podido hacer y vivir lo que has hecho y vivido.
En pocas palabras: ser mucho más consciente de lo que te sucede y ocurre a tu alrededor. Agradecer tus avances y disfrute del camino.
Pero sobretodo, este hábito va de valorar y agradecer lo que el día de hoy te ha regalado como aprendizaje. ¿Qué has aprendido hoy?
Te reto a intentarlo y decirme si no eres capaz de encontrar al menos 6 o 7 razones por las que agradecer cada día.
Este hábito personalmente lo realizo todas las noches antes de acostarme mientras me cepillo los dientes y así me voy a la cama con doble buen sabor de boca y en paz absoluta. Palabra.
4) Da vital importancia a tus contextos
Te hago una pregunta:¿crees que puedes cambiar tu entorno?
Desde luego que lo puedes cambiar. Y con esto no me refiero a mudarte de ciudad o cambiar de país. Me refiero a seleccionar cuidadosamente en qué atmósferas te mueves y la información que consumes.
O lo que es lo mismo: mejorar tus contextos. Quizás no puedas cambiar tu entorno a nivel macro, pero te aseguro que lo puedes hacer a nivel micro.
Como ya sabes, Jim Rohn te propone darte cuenta de que “eres la media de las cinco personas con las que pasas más tiempo”. Esto tiene que ver con las llamadas neuronas espejo y el contagio emocional.
En mi caso, lo tengo comprobado y estoy de acuerdo con la anterior afirmación.
Según Sergio Fernández, “el contexto donde desarrollas tu vida influye directamente en tu nivel de energía, en la percepción que tienes de ti mismo (autoestima) y en los resultados que obtienes”.
Por ejemplo, ser el vecino pobre de un vecindario de alto nivel o ser el que menos sabe de una reunión de sabios te ayudará a espabilarte.
Te invito a frecuentar contextos de alta vibración, tanto a nivel de personas como a nivel de paisaje. Estar rodeado de belleza mejorará tu estado de ánimo y tu inspiración. Te propongo frecuentar parques, naturaleza, ríos, montañas, o lugares creados por el hombre que te estimulen positivamente.
Los seres humanos tenemos una gran capacidad de aprendizaje e imitación, así que el contexto donde vives, donde trabajas y por donde te mueves es vital.
Como comenta Sergio en su libro Misión Emprender “las reuniones profesionales las hacía en hoteles de 5 estrellas porque sabía intuitivamente que el contexto donde tiene lugar una conversación es igual de esencial que la propia conversación”.
Al mejorar el contexto, mejorarás tú automáticamente.
5) Ródeate de personas alegres y positivas
Esta es otra obviedad, pero sigo viendo a muchas personas criticando a su jefe/a y empresa en corrillos al lado de la máquina de café.
Intenta huir de este tipo de personas, que gozan con la crítica, la envidia y la queja.
En colación con el anterior hábito, te incito (al igual que lo hace la psicología positiva) a rodearte de personas positivas (que siguen existiendo, por cierto).
Habrás oído hablar de las llamadas “personas tóxicas” (esas que cuando terminas de hablar con ellas han drenado tu energía, tu fuerza de voluntad, confianza, autoestima y ganas de vivir).
Si detectas alguno de los anteriores síntomas, trata de evitar a esa persona lo más que puedas (siempre que sea posible) ya que de forma directa está influyendo y dejando huella en tu vida.
6) Decreta y no discutas
En todo proceso de cambio, evolución o avance te encontrarás con detractores, esas personas que intentarán convencerte de que no puedes o de que no es lo que más te conviene.
No siempre podemos rodearnos de personas positivas a todas horas, en todos los momentos de nuestras vidas. Es por ello que aquí te propongo otro hábito para cuando estés ante este tipo de personas: decretar.
Este hábito es genial si no quieres estar discutiendo cada día con alguien. Así, cada vez que alguien te diga frases del tipo “eso es imposible” o “no lo conseguirás tal y como está todo”, decreta para ti mismo que eso es verdad en su visión del mundo, pero que en tu mundo las cosas funcionan de otra forma.
Muchas veces o nos quedamos callados (y otorgamos) cuando nos dicen este tipo de cosas, o nos ponemos a discutir, perdiendo la ilusión por el camino.
De esta forma, te incito a practicar el hábito poco conocido de decretar cada vez que oigas y veas algo que no encaja en tu visión de la vida.
Decretando verás qué bien te sientes y qué poca energía empleas en intentar cambiar el modo de pensar de la otra persona.
Decreta y estarás de acuerdo en el desacuerdo, y te dará paz interior. Yo lo hago y me funciona 🙂
7) Socialízate tanto como puedas
Probablemente pienses que esto ya lo haces a diario, pero déjame decirte que:
ο Cotillear
ο Quejarse en grupitos
ο Hablar mal de alguien con tus compañeras/os en la máquina de café del trabajo
ο Quemarte el pulgar en el Whatsapp o Messenger de Facebook
NO es socializarse, al menos desde su versión más saludable.
Hoy se sabe que la clave de la felicidad humana radica en nuestras relaciones personales.
Sorpréndete con la fuente de la anterior afirmación en este video sobre el mayor estudio jamás llevado a cabo (puedes ponerle los subtítulos en castellano).
Los acontecimientos que mayor alegría o dolor nos causarán en nuestra vida dependen de nuestras relaciones personales.
Sin duda, las relaciones profesionales también tienen mucho peso y son claves a la hora de abrirte puertas o elevar tu negocio. Es lo que en inglés se denomina Networking.
Puedes conocer en este estudio cómo varios de los genios del pasado presentaban el hábito de socializarse todos los días.
Extra: Crea mini hábitos
Ya hemos visto 20 ideas para avanzar en tu camino hacia la reinvención. Como es lógico, te propongo que te quedes para ti las ideas con las que más identificada te sientas o más te hayan motivado o llamado la atención.
Sin embargo, quizás te ocurra alguno de los siguientes aspectos en relación a algunos de estos hábitos:
-piensas que son complicados de formar.
-tienes la sensación de que te van a requerir de bastante energía, motivación o fuerza de voluntad.
-crees que no tienes tiempo para dedicarte a realizarlos.
Para eso también tengo solución: crea mini hábitos.
Has de saber que ni la motivación ni la fuerza de voluntad son 100% fiables para formar hábitos por norma general.
Sin embargo, tengo una buenísima noticia para ti: con los mini hábitos no es necesario estar motivado y la fuerza de voluntad prácticamente no disminuye.
La mejor forma de crear un hábito es empezando pequeño: transfórmalo en un mini hábito.
Pequeñas victorias crean grandes cambios. El agua es líquida a 99ºC, pero con un pequeño cambio de temperatura se transforma en un estado diferente (vapor).
La magia de los mini hábitos es que creas una inercia, un momentum, con pequeños incrementos diarios que generan un gran impacto.
Qué son los mini hábitos
Los mini hábitos requieren de un esfuerzo casi nulo y no son más que acciones tan ridículamente fáciles que serás exitosa en todos los casos.
Ese 100% de éxito te brinda una satisfacción interior que te catapulta a querer seguir practicando esa actividad y te refuerza de nuevo el hábito.
Ejemplos de mini hábitos son:
♦ Realizar una flexión al día
♦ Leer una página de un libro al día (o 1 minuto al día)
♦ Dar las gracias por una único suceso que te haya pasado en el día
Quizás pienses que estoy de cachondeo y que eso es pedirte muy poco, pero lo cierto es que, como normal general, serás capaz de hacer más de una flexión si te pones a hacer flexiones o leer más de una página si te pones a leer un libro.
Lo genial de esto es que tanto si haces más de tu objetivo diario (una flexión o una página) como si te limitas sólo a ello, en ambos casos has conseguido tu propósito otro día más.
Lo grandioso de los mini hábitos ocurre en esos días en los que no tienes ganas, tiempo o ánimo. Como la barrera de entrada es bajísima, tu percepción de la actividad a realizar es positiva y sencilla, por lo que es más fácil hacerlo y seguir con tus avances que no hacerlo y lamentarte.
Adicionalmente, no hay nada más inspirador que entrar en acción. Una vez pasas a la acción incluso tu percepción de la tarea cambia y se vuelve más amena y cercana.
Si te has quedado con ganas de conocer más acerca de cómo crear mini hábitos, aquí lo puedes descubrir.
¡Es tu turno compañera!
El éxito es una sencilla plantilla llena de hábitos que simplemente es necesario seguir el tiempo suficiente
Espero que te haya transmitido la genialidad que supone crear hábitos en tu vida, que te haya inspirado y que estés con ganas de comenzar a aplicar alguna de las ideas anteriores a tu vida.
Practicando estos hábitos saludables conseguirás salir a la calle y tener la sensación de que nada ha cambiado, pero todo ha cambiado porque tú has cambiado.
Pero has de saber también, y te lo digo por experiencia, que es hermoso leer un libro inspirador, comprender una nueva idea, entender la teoría… pero no lo es tanto disponer de esa información y no aplicarla en la práctica.
El conocimiento (todas estas líneas que te acabo de compartir) se puede transmitir, pero la sabiduría no. La sabiduría no es más que lo que tú haces con el conocimiento. Está en tus manos utilizarlo o ignorarlo, así que…
¿Vas a pasar a la acción de una vez por todas?